Fidelización es el acto y la consecuencia de fidelizar: lograr que los clientes o los trabajadores de una compañía mantengan la fidelidad hacia ella. Este concepto se utiliza con frecuencia en el terreno del marketing.
La fidelización es un objetivo que persiguen las empresas para que sus clientes compren sus productos de manera periódica. El cliente fidelizado, por lo tanto, es un comprador habitual.
Cuando una venta supone el punto de partida para la venta siguiente, comienza a lograrse la fidelización, que consiste en el establecimiento de un vínculo sólido que se sostiene en el tiempo. Las empresas, en este marco, primero deben captar al cliente o comprador, luego convencerlo y finalmente conservarlo.
En concreto, podemos establecer que existen los llamados programas de fidelización, que son una herramienta existente dentro del marketing con el claro propósito de conseguir premiar la fidelidad de los clientes y el que confíen en la empresa para realizar sus compras.
Se considera que esos citados programas traen consigo una serie notable de ventajas para la empresa que los pone en marcha, entre las que podemos destacar las siguientes:
-Consigue que aquella pueda aumentar sus ingresos de forma significativa.
-Sin lugar a dudas, se encarga de impulsar lo que es el crecimiento del negocio.
-Aumenta las ventas de la empresa.
-Mejora de forma notable lo que es la reputación online que pueda tener la empresa en cuestión y también lo que es la imagen de marca en general.
-Ni que decir tiene que evita que los clientes se marchen a comprar a las compañías de la competencia.
-Por supuesto, no hay que olvidar que, además, esos programas de fidelización van a alegrar a los clientes.
Para poder darle forma a un buen programa de fidelización se hace necesario seguir una serie de pasos, como son estos:
-Establecer cuál va a ser su objetivo.
-Gracias a la actualización de la base de datos, se puede optar por, entre otras cosas, conocer bien al tipo de clientes que se tiene y también cuáles son sus preferencias o sus necesidades.
-Pensar muy bien qué se les puede ofrecer y, por supuesto, de qué manera se puede llevar a cabo esa herramienta en pro de alegrar a los clientes.
Existen diversas estrategias para lograr la fidelización. La más frecuente consiste en premiar al comprador frecuente: por ejemplo, a través de un sistema de acumulación de puntos que luego pueden cambiarse por obsequios.
Tomemos el caso de un supermercado que invita a sus clientes a gestionar, de manera gratuita, una tarjeta. Los titulares de esta tarjeta suman un punto cada veinte pesos gastados. De este modo, al acumular al menos 50.000 puntos, los usuarios pueden canjearlos por diversos productos. Como se puede advertir, el sistema apunta a la fidelización ya que incita a la gente a comprar una y otra vez en el mismo supermercado para tener la posibilidad de sumar puntos.
Un hotel, por su parte, puede promover la fidelización obsequiando a sus huéspedes una noche de alojamiento cada diez que abonan. Así el establecimiento busca que los turistas no elijan otros hoteles de la misma ciudad o que decidan su destino de vacaciones en función de esta recompensa.