El vocablo griego physiognōmonía, mediante una haplología (operación que consiste en quitar una sílaba que se encuentra junto a otra semejante en un mismo término), se convirtió en physiognōmía. Dicho término arribó al latín medieval physiognomia, que en nuestra lengua se transformó en fisonomía.
Se denomina fisonomía a la apariencia del rostro de un individuo. La fisonomía, por lo tanto, es el aspecto de la cara de un ser humano. Por ejemplo: “Estoy conforme con mi fisonomía, nunca me sometería a una cirugía estética”, “Este es un peinado que se luce con cualquier fisonomía”, “La policía dio detalles de la fisonomía del prófugo para que los vecinos puedan colaborar con la búsqueda y tomen precauciones en caso de cruzarse con él”.
Qué es la fisonomía
La fisonomía está determinada por las características del cabello, las cejas, los ojos, la nariz, la boca, etc. El color de la piel también se vincula a la fisonomía, que resulta importante para distinguir y reconocer a las personas.
Cuando alguien quiere ocultar su identidad, suele esconder su fisonomía. Eso es lo que pretenden los ladrones cuando utilizan máscaras y capuchas: al no mostrar su fisonomía, buscan impunidad a la hora de cometer el delito.
Parecidos y diferencias
Si bien los seres humanos podemos llegar a ser muy diferentes unos de otros, también es cierto que hay muchos individuos parecidos, aunque por lo general no viven en la misma región geográfica. Las poblaciones que históricamente se han cerrado más a las mezclas con otras tienen menos diferencias en su fisonomía que aquellas en las cuales se han dado importantes fusiones con personas de varias partes del mundo.
Tomemos el caso de Japón, por ejemplo, un país donde por cuestiones culturales las personas tienden a quedarse en su tierra toda la vida (salvando los viajes de turismo, que también son muy populares) y a formar familia entre ellos: si bien existe un gran número de combinaciones posibles en los rasgos de sus rostros, sus habitantes no son tan diferentes entre ellos como los de Norteamérica, donde la mezcla de razas es considerablemente mayor.
Los cambios de fisonomía
También existe el término fisonomista, que sirve para designar a la persona que estudia la fisonomía o a aquél que posee una habilidad innata para recordar y reconocer a los demás por su fisonomía. Por ejemplo, cuando alguien es capaz de reconocer a los actores de cine a pesar del paso del tiempo, del maquillaje o incluso de los disfraces, se dice que es fisonomista.
Precisamente, la fisonomía es un conjunto de rasgos particulares que tiene cada persona en su rostro, es uno de los elementos que las convierte en individuos. Aquellos que son capaces de detectar dichos detalles y recordarlos, sabrán encontrarlos incluso después de varios años de no haber visto a otra persona, aunque ésta haya envejecido o atravesado varios cambios en su estética.
Algunos dicen que la fisonomía forma parte de nuestra personalidad, y por eso se oponen a las cirugías estéticas. Por ejemplo, la nariz es un elemento muy distintivo, y es precisamente el que con mayor frecuencia la gente desea cambiar de su rostro. Sin embargo, si aprendemos a aceptar nuestros rasgos tal y como son podemos llevar una vida sana y feliz, enfocándonos en el enriquecimiento interior por encima de la belleza exterior.
Otro uso de la noción
Cabe destacar que la idea de fisonomía también se emplea para aludir a la apariencia de las cosas en general.
“Gracias al trabajo de saneamiento que se llevó a cabo, el río ya tiene otra fisonomía”, “El gobierno desea renovar la fisonomía del Palacio Legislativo y para eso desarrollará tareas de restauración y remodelación” y “El tradicional restaurante modificó su fisonomía con el objetivo de modernizarse” son expresiones que muestran este uso.