Futurismo es un concepto que puede emplearse de distintos modos. El término permite aludir a la especulación sobre el futuro que se lleva a cabo sin ningún sustento científico o racional.
Por ejemplo: “Si quisiera hacer futurismo, podría afirmar que el año que viene voy a convertirme en médico, pero en realidad ni siquiera cursé la mitad de la carrera”, “No creo que exista un plan para que el hombre vuelva a pisar la Luna en el corto plazo: me parece que es simple futurismo”, “El presidente hizo futurismo y sostuvo que la economía crecerá más del 10% en el próximo lustro”.
También se denomina futurismo a un movimiento que impulsó el escritor italiano Filippo Tommaso Marinetti a principios del siglo XX, cuya esencia consistía en la expresión artística del progreso de las sociedades modernas y de la técnica. En el manifiesto del futurismo, Marinetti ensalzó el “amor a la energía” y el “carácter agresivo”, elogiando a la guerra y las revoluciones y condenando al moralismo, las academias, las bibliotecas y los museos.
El manifiesto del futurismo se publicó en Le Figaro, un diario francés de la época, en el año 1909, con el lema «Libertad para las palabras». El tipo de belleza que presentó era diferente al existente hasta entonces, ya que se basaba en la exaltación de la violencia y en la velocidad. El futurismo adoptó como forma de comunicación la propaganda, dejando atrás la distancia que existía entre el diseño y el arte.
Las obras del futurismo, ya sea desarrolladas en el marco de la poesía, las artes plásticas, el cine, la arquitectura o la música, se basan en la exaltación del movimiento y de las máquinas. En lo referente a la pintura, el futurismo apela a las figuras geométricas y al color para representar la velocidad, pintando los objetos en diferentes posiciones o borroneándolos.
En otras palabras, el futurismo floreció en todas las disciplinas artísticas e influenció a varias personas que más adelante crearon sus propios movimientos modernistas. Los dos países en los que su repercusión fue mayor son Italia y Francia.
A partir del futurismo surgido en Italia se desarrolló el futurismo ruso, una vertiente con sus propias particularidades. Los rusos, al igual que los italianos, ponderaban la velocidad y el dinamismo, pero se volcaron más a la literatura que a las artes plásticas.
Una vez terminada la Primera Guerra Mundial, el futurismo perdió mucha fuerza, aunque su esencia inquieta y rumorosa se vio reflejada en el dadaísmo, en el diseño gráfico posmoderno, en la tipografía moderna y en el concretismo.
Además de Marinetti, entre los artistas destacados del futurismo se encuentran los siguientes:
* Giacomo Balla: fue un pintor italiano que buscó plasmar en su obra los avances técnicos y científicos de su época a través de imágenes alejadas de la naturaleza. Si bien no incursionó en una abstracción total, le preocupaban principalmente el dinamismo de las formas, el espectro cromático y la ubicación de la luz;
* Carlos Carrá: otro pintor oriundo de Italia. Viajó a París en el año 1900 con un contrato para decorar la Exposición Mundial. Su siguiente destino fue Londres, y a lo largo de este viaje aprendió muchos de los conceptos que caracterizaron su arte. Al poco tiempo de regresar a su tierra conoció a Marinetti, con quien más tarde firmó el primer manifiesto del futurismo;
* Umberto Boccioni: un escultor y pintor italiano considerado el exponente más grande del futurismo. Sin dejar de lado la influencia cubista, incorporó en su obra elementos de simultaneidad y dinamismo, por medio de la representación de espacios y formas que se mueven al mismo tiempo en direcciones opuestas.