Se conoce como glaciarismo al conjunto de los fenómenos que se vinculan a los glaciares. Un glaciar, en tanto, es un cuerpo de hielo que se acumula sobre el área de las nieves perpetuas en una cordillera, cuyo sector inferior se desliza con lentitud a modo de río.
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Es importante mencionar que muchas veces glaciarismo se utiliza como sinónimo de glaciación. Ambos conceptos pueden aludir a la generación de glaciares y a las invasiones de hielo que, en un pasado distante, se produjeron en varias regiones de gran extensión.
El glaciarismo se asocia con la formación de glaciares
Hablando en particular de la glaciación, se trata de un periodo muy extenso a lo largo del cual desciende la temperatura del planeta y esto provoca que se expandan los glaciares y la capa de hielo que flota en los mares de los polos. En este contexto debemos hablar de diferentes periodos glaciales, de los cuales el más reciente se conoce con el nombre de Würm, que empezó hace 110 000 años y duró aproximadamente cien milenios.
Como dato interesante, debemos señalar que según la forma en la que la rama de la geografía física denominada glaciología define este concepto, una de sus principales características es que hay casquetes glaciares en ambos hemisferios (el sur y el norte). Si esto es así, entonces todavía al día de hoy nos hallamos en una glaciación, ya que tanto en la Antártida como en Groenlandia existen casquetes polares.
Modelado de relieves
La idea de glaciarismo también suele usarse para aludir al proceso de modelado de un relieve que se lleva a cabo a partir de un descenso marcado de la temperatura, lo cual produce el desarrollo de glaciares. De esta forma, si en una zona se registra una caída sostenida de la temperatura, pueden formarse glaciares: es decir, se produce el glaciarismo.
El glaciarismo, por lo tanto, es una consecuencia del clima. Cuando se forma el glaciar, puede crecer por el congelamiento del agua, la precipitación de nieve y el aporte de hielo procedente de una avalancha, por ejemplo. A su vez, un glaciar pierde masa por el desprendimiento de témpanos y por la evaporación. La diferencia entre la pérdida y la ganancia de masa recibe el nombre de balance glaciar.
Glaciarismo cuaternario
Si bien podemos encontrar pruebas de glaciarismo en varias épocas geológicas, el denominado glaciarismo cuaternario es el que resulta más interesante para los investigadores porque es posible observar su legado en el paisaje de hoy en día. De todos modos, es necesario aclarar que este nombre también lo recibe el pleistoceno, el cual no debe confundirse con el holoceno.
El glaciarismo pleistoceno tuvo lugar a causa de diferentes pulsaciones frías cuaternarias, o glaciaciones, que son las siguientes: Gunz, Mindel, Riss y Würm. En los últimos tiempos es normal aceptar la presencia de una más, la denominada Donan, la cual se ubicaría antes de las otras cuatro.
Una de las cumbres del macizo del Moncayo
A lo largo de todas ellas, en la Península Ibérica se incluyeron en el ámbito glaciar un gran número de cumbres montañosas. La única evidencia relevante de glaciarismo cuaternario que encontramos en la Cordillera Ibérica es el macizo denominado Moncayo: el de Castilla, también llamado Peña Negra, el Lobera y el Moncayo, cuyas altitudes son 2118, 2226 y 2316 metros, respectivamente. Hacia el sudeste tiene cumbres más bajas, como Sierra del Taranzo y Sierra del Tablado.
Calentamiento global
Ese vínculo estrecho entre los glaciares y el clima hace que el glaciarismo sea objeto de interés de los científicos y de los defensores del medio ambiente. El calentamiento global, en este sentido, afecta al glaciarismo y promueve la retracción y desaparición de los glaciares. Por eso los esfuerzos para atenuar y revertir el cambio climático son muy importantes para el planeta.
