La hidrología es la disciplina científica que se dedica a investigar las aguas del planeta Tierra. Se trata de una especialidad centrada en las propiedades, la circulación y la distribución de los ríos, los océanos, etc.
El campo de acción de la hidrología, de todas maneras, trasciende el estudio de las masas de agua e incluye a la humedad del suelo, las precipitaciones y otros fenómenos. La hidrografía, en cambio, se limita a describir las aguas que se encuentran en la Tierra.
Puede decirse que la hidrología analiza todos los procesos que intervienen en la recuperación y el agotamiento de los recursos hídricos. También se orienta a la influencia que el agua ejerce sobre los seres vivos y sobre el medio ambiente.
Las aplicaciones de los conocimientos que aporta la hidrología son numerosas. Las obras de ingeniería vinculadas al suministro, el drenaje y la circulación de agua, por ejemplo, se basan en la información hidrológica que permite desarrollar modelos.
De este modo, la construcción de infraestructura vial y la protección contra inundaciones, entre muchas otras tareas que lleva adelante el Estado, contemplan los datos aportados por la hidrología. De lo contrario, el agua podría afectar caminos y viviendas, por mencionar dos posibilidades.
Existen diversas ramas del saber que se asocian a la hidrología o que incluso se consideran como una de sus ramas. La potamología, la oceanografía y hasta la meteorología son algunas de estas áreas.
La hidrología médica, por último, se concentra en el aprovechamiento terapéutico del agua. A través de chorros, vahos y otras formas de aplicación, es posible prevenir y tratar diversos trastornos de salud.
En los últimos tiempos, la hidrología médica ha sufrido un fuerte descenso de credibilidad por parte del público, dada la falta de apoyo que recibe de los gobiernos y la comunidad científica en general. Una de las razones principales de este fenómeno es que no hay suficientes estudios científicos que puedan avalar los resultados.
Sin embargo, esto no significa que la hidrología médica sea una moda reciente sin historia; por el contrario, las propiedades curativas del agua fueron descubiertas por el ser humano hace mucho tiempo. Por ejemplo, podemos encontrar en los relatos de Homero que el dios Marte se bañaba para curar sus heridas. Los antiguos egipcios, por otro lado, le daban a este elemento un carácter preventivo. Las mujeres de Macedonia se sumergían en agua luego de parir para evitar la aparición de hemorragias.
Otro ejemplo lo encontramos en un libro que Eurípides redactó hace dos milenios y medio, en el cual destacaba las propiedades curativas del mar. De hecho, en los Tratados hipocráticos, alrededor de cincuenta escritos atribuidos a Hipócrates en los que se establecen las bases de la medicina, la hidrología con fines terapéuticos está presente. Pitágoras, por su parte, aconsejaba a sus seguidores que llevaran una dieta vegetariana y que se bañaran en agua fría para mantener sus cuerpos fuertes y sanos.
Volviendo a su aplicación en la actualidad, la hidrología médica persigue el estudio de diferentes tipos de aguas, como ser las potables, las marinas y las mineromedicinales, así como de sus efectos en nuestro organismo en referencia a la salud. Las considera un agente terapéutico y durante mucho tiempo gozó de una gran importancia dentro de la medicina preventiva, la asistencial, la asistencia primaria y la rehabilitación, entre otros campos, por lo cual sus defensores la consideran un bien social.
A grandes rasgos, el campo de acción de la hidrología médica se asocia con los siguientes conceptos: balnearios, centros de talasoterapia, estaciones climáticas, centros hidroterápicos, centros de rehabilitación y centros hospitalarios. Puede usarse con diversos fines, incluyendo el tratamiento de problemas locomotores, traumas, reuma y afecciones neurológicas.