Características generales
Para el desarrollo de la hidroponía, se disuelven en el agua los nutrientes que necesitan las plantas. Lo habitual es que las raíces de las plantas estén en suspensión, aunque en ocasiones se recurre a un soporte de grava o arena.
Gracias a la disolución de los minerales en el agua, las raíces absorben los elementos nutritivos indispensables para el crecimiento y la subsistencia del ejemplar. En las prácticas agrícolas tradicionales, los vegetales encuentran los nutrientes en el suelo, mientras que con la hidroponía esa reserva se halla en la solución acuosa.
La hidroponía aparece como una opción ideal en regiones con escasa disponibilidad de suelo agrícola o cuyo suelo se ha degradado. Es posible iniciar un cultivo hidropónico con poco espacio y una inversión reducida.
Ventajas de la hidroponía
Entre las ventajas de la hidroponía frente a otras prácticas agrícolas, aparecen el ahorro de recursos (el agua empleada puede reutilizarse), la seguridad de los alimentos obtenidos (ya que no se usan fertilizantes ni productos químicos) y la estabilidad productiva durante todo el año.
Otro beneficio de la hidroponía es la rapidez. Desde que germina la semilla hasta que se puede realizar la cosecha de lechuga, por mencionar un caso, pasan apenas sesenta días.
Si la hidroponía se desarrolla en invernaderos, además, puede llevarse a cabo en climas hostiles. Así es posible garantizar la disponibilidad de verduras en cualquier estación, por ejemplo.
Historia
Si bien la hidroponía no es tan antigua como otras técnicas relacionadas con la agricultura, las primeras evidencias de su puesta en práctica datan de hace varios siglos. Sin embargo, es importante no confundir ciertas prácticas del pasado con la hidroponía, aunque compartan algunas de sus características.
Dos ejemplos de jardines que no deberían confundirse con la hidroponía son los siguientes: los que los aztecas hacían con una suerte de balsa que cubrían con tierra (las denominadas chinampas); los Colgantes de Babilonia, que se irrigaban desde la azotea.
Por otra parte, se cree que en el antiguo imperio romano se llevaron a cabo ciertas prácticas de tipo hidropónico para cultivar algunas especies de vegetales en zonas controladas ambientalmente. Por ejemplo, el emperador Tiberio Julio César Augusto, que gobernó entre los años 14 y 37 y perteneció a la dinastía Julio-Claudia, las aprovechó para cultivar el pepino.
Ya en el siglo IV a. C. comenzó a estudiarse la hidroponía de manera formal, aunque al día de hoy no contamos con documentos escritos anteriores al siglo XVII, época en la que Jan van Helmont, oriundo de Bélgica, plasmó por escrito su experiencia en la nutrición de las plantas con agua. La primera obra publicada, por otra parte, se la debemos a Francis Bacon, en el año 1627.
Solución nutritiva
Las soluciones minerales para obtener los nutrientes necesarios para cultivar de esta manera recién se desarrollaron en el siglo XIX. Estamos hablando de los trece elementos de origen mineral que se usan para aportarles a las plantas criadas por medio de la hidroponía los recursos esenciales para su desarrollo: nitrógeno, potasio, fósforo, calcio, magnesio, azufre, hierro, manganeso, zinc, boro, cobre, silicio, molibdeno.
No debemos olvidar que este grupo de técnicas que engloba el concepto de hidroponía se usa precisamente en los casos en los que la persona no cuenta con un suelo apto para la agricultura. Incluso en zonas donde en el pasado fue posible el desarrollo de cultivos pero los suelos han sido deteriorados por las malas prácticas puede ser una alternativa ideal para no detener la producción.