La hiena es un animal carnívoro de hábitos nocturnos que suele alimentarse de carroña. El término procede del vocablo latino hyaena, a su vez derivado del vocablo griego hýaina.
Con presencia en Asia y en África, este mamífero atrapa a sus presas con los dientes y no con las garras. Aunque su mordida es muy fuerte, por lo general se alimenta mediante el cleptoparasitismo: aprovecha las presas que otros animales han cazado y matado.
Excepto la hiena manchada, el resto de los integrantes de esta familia no son gregarios. Sin embargo, se reúnen para la caza, comunicándose entre ellos mediante aullidos que se asemejan a una risa humana de características escalofriantes o macabras.
Los animales gregarios son aquellos que tienen la tendencia a agruparse para llevar a cabo sus actividades cotidianas, es decir, que prefieren o necesitan la vida en comunidad. Si bien existen diversos términos para designar los grupos sociales de los animales, no guardan tantas diferencias con los de los seres humanos.
El pelaje de las hienas es grueso y áspero pero escaso, de color amarillento o grisáceo. Hay especies que presentan una melena sobre la cabeza o la cruz.
En el lenguaje coloquial, la idea de hiena se utiliza para calificar a una persona que es cruel o brutal. Esta acepción está vinculada a la imagen desagradable que la hiena produce en el ser humano por los sonidos que emite (que resultan perturbadores), por alimentarse de carroña y por quedarse con las presas que otros animales cazaron.
Supongamos que a un hombre se le atribuye el asesinato de varios niños. Este sujeto, según los investigadores, utilizaba diversas artimañas para atraer a los pequeños hacia su casa y allí los mataba con brutalidad. Al presentar la noticia, un periodista lo define como una “hiena”. Por supuesto, la maldad que evidencia el humano no está presente en el animal, que actúa por instinto.
Por todo lo expuesto en los párrafos anteriores, la hiena es un animal que protagoniza un gran número de mitos, algunos de los cuales se usan como justificación para cazarlo y de este modo atentar cada vez más contra su supervivencia como especie. Los expertos aseguran que la mayoría de estas afirmaciones son falsas y que deberíamos conocerla de verdad para apreciarla y dejar de temerle.
Uno de los mitos más extendidos es que «las manchadas son hermafroditas«, es decir que presentan un órgano sexual masculino y otro femenino. Si bien el hermafroditismo se da en muchas especies del reino animal, definitivamente no es el caso de la hiena. La razón de tal creencia es que las hembras poseen un clítoris externo que tiene la apariencia de un pene, el cual se pone erecto en diversas situaciones.
Este mito va de la mano de otro según el cual la única forma de reconocer el sexo de una hiena manchada es por medio de la disección. La realidad es muy diferente: ya desde los tres meses de edad es posible distinguir los machos de las hembras. Durante la erección, el extremo del pene es diferente del que posee el falo femenino, ya que el primero es puntiagudo y el segundo tiene forma de «barril».
También se dice que las hienas solamente se alimentan de carroña, y esto no es cierto en todos los casos. Si bien las pardas y las rayadas incluyen la carroña en su dieta, también la complementan con presas que ellas mismas capturan, con invertebrados y con frutas. Un claro ejemplo que sirve para invalidar este mito se encuentra en la alimentación de las hienas llamadas lobos de tierra, las cuales tienen una dieta compuesta exclusivamente por termitas y hormigas.