La histología es la rama de la anatomía centrada en el análisis de los tejidos del organismo. Se trata de la disciplina que estudia desde el nivel microscópico de los tejidos hasta sus funciones.
El italiano Marcello Malpighi (1628-1694) es señalado como el fundador de la histología. Este biólogo y anatomista fue quien detectó células vivas por primera vez. Gracias a los microscopios cada vez más potentes, la histología fue avanzando a lo largo del siglo XVII y en los años siguientes.
Partiendo de la estructura microscópica de los tejidos, la histología genera conocimientos sobre la organización, las interrelaciones y el funcionamiento de los diversos componentes individuales del organismo. Por eso es muy importante para la biología y para la medicina, entre otras ciencias.
Es posible distinguir entre la histología animal (que gira en torno a los tejidos de los animales) y la histología vegetal (los tejidos de las plantas). En los tejidos animales, a su vez, se puede diferenciar entre el tejido nervioso, el tejido muscular, el tejido epitelial y el tejido conectivo. A continuación se detalla cada uno de ellos:
* tejido nervioso: se trata del conjunto de miles de millones de neuronas con sus respectivas interconexiones, que da lugar a un sistema de comunicación de gran complejidad. Cada neurona cuenta con sus receptores, los cuales se encuentran en sus terminales y se especializan en la percepción de diferentes clases de estímulos, como ser químicos, mecánicos o térmicos, entre otros, y en la traducción de los mismos para convertirlos en impulsos nerviosos que más adelante puedan ser procesados;
* tejido muscular: lo componen una serie de células contráctiles conocidas con el nombre de miocitos. Éstas se especializan en la generación de movimiento por medio de la interacción de las proteínas también denominadas contráctiles, que son la miosina y la actina. Este tipo de tejido, de interés para la histología animal, usa la energía química llamada ATP o trifosfato de adenosina. En nuestro organismo, representa entre el 40 y el 45 por ciento de nuestra masa total;
* tejido epitelial: también se conoce como epitelio. Se trata de una o más capas de células que sirven para recubrir todas las áreas libres del organismo. Asimismo cumplen la función de revestir el interior de las cavidades, los conductos y los órganos huecos, además de formar las glándulas y las mucosas. Por otro lado, forman uno de los conceptos principales de la histología, el parénquima, que se define como un tejido que tiene una función específica, por ejemplo, para el órgano al que pertenece;
* tejido conjuntivo: otro nombre por el cual se conoce este concepto es tejido conectivo. Está formado por tejidos orgánicos que surgen del mismo origen y tienen la función de sostener las diversas partes del organismo animal, de mantenerlas unidas (lo que se denomina cohesión), así como de separar ciertos elementos o incluso de distribuir ciertas estructuras vasculonerviosas. En este grupo se pueden distinguir los conjuntivos especializados de los no especializados.
Las técnicas histológicas son las operaciones que permiten preparar los tejidos biológicos para su observación y estudio mediante el microscopio. De esta manera, el profesional puede trabajar con aquellas estructuras que no son visibles a los ojos del ser humano.
Como primer paso, se debe obtener una muestra del tejido, para lo cual se suele recurrir al procedimiento conocido como biopsia (la extracción de tejido). Luego el tejido tiene que situarse en una sustancia fijadora (como el formol) para que conserve su forma. El lavado para eliminar el exceso de fijador, la colocación de la muestra en parafina, la realización de cortes histológicos y la tinción son otras etapas previas a la observación propiamente dicha.