El vocablo latino focus derivó, en el bajo latín hispánico, en focaris. Este término llegó al castellano como hogar, concepto que tiene varias acepciones.
El primer significado mencionado por la Real Academia Española (RAE) en su diccionario hace referencia al espacio donde se genera fuego de manera voluntaria para calefaccionar o cocinar. Un hogar, en este sentido, es un lugar que permite, utilizando un combustible, encender fuego en el interior de una casa o en otro tipo de ambiente cerrado.
Características de un hogar
Lo habitual es que el fuego del hogar se encienda con leña. A lo largo de la historia, los hogares han tenido diferentes usos, muchos de ellos simultáneos: las llamas pueden usarse como calefacción durante la temporada invernal; para cocinar; para secar y ahumar alimentos; o para labrar determinadas herramientas.
La estructura del hogar suele incluir un humero o chimenea: un conducto que permite la salida del humo hacia el exterior de la casa. Además hay varios instrumentos vinculados al uso de un hogar, como el atizador para la distribución de las brasas y el fuelle para avivar la combustión.
Una vivienda
La idea de hogar también alude a un domicilio o una vivienda. Este uso de la noción surgió por extensión a la primera acepción mencionada: como las familias solían reunirse en torno a las llamas, empezó a denominarse hogar a la casa familiar en general. Por ejemplo: “Estoy nerviosa, mi novio me invitó a conocer su hogar”, “Hola, bienvenido a nuestro hogar”, “Un hotel puede ofrecerte muchas comodidades, pero no hay nada más confortable que el hogar de uno”.
En el habla cotidiana, el término hogar se utiliza con una connotación subjetiva que no es tan común en casa o, mucho menos, vivienda. Por ejemplo, decimos hogar para hacer referencia a nuestro espacio privado, a nuestro santuario, a ese sitio único en el cual nos sentimos protegidos, acompañados por nuestros seres queridos; casa, en cambio, suele limitarse simplemente a la propiedad material que habitamos, independientemente de los sentimientos que a ella nos vincule.
El hogar y los sentimientos
Existen muchas expresiones y frases hechas que incluyen la palabra hogar, como ser «el calor del hogar» o «no hay como el hogar», y todas se refieren precisamente a esos aspectos de la propia casa que no se pueden ver ni tocar, sino que se enmarcan en el plano de los sentimientos, como ser el amor y el sentimiento de pertenencia a un grupo.
Lamentablemente, no todos los seres humanos tenemos la suerte de criarnos en un hogar sano, en un lugar en el cual nos amen, nos respeten y nos protejan, sino que muchas personas crecen en entornos muy hostiles, donde los adultos en los cuales deberían confiar son precisamente quienes más daño les causan. Es quizás éste el punto en el cual se vuelve poco adecuado el uso de este término, ya que si no existen los sentimientos antes mencionados, entonces se trata simplemente de una casa.
Sin techo
Por otro lado, también existen las expresiones «persona sin hogar» o «quedarse sin hogar» para referirse a todos aquellos que no tienen una casa y que se ven obligados a vivir en la calle o en algún refugio. Ésta es la realidad de millones de personas en todo el mundo, y sólo ellas saben cuán terrible puede ser soportar las inclemencias del tiempo sin un techo, ver pasar las distintas celebraciones de su cultura sin tener con quién compartirlas, no tener una cama cómoda y abrigada ni un cuarto de baño para asearse.
Hogar, finalmente, puede ser un asilo o un establecimiento de beneficencia: “Mi abuelo vive en un hogar de ancianos”, “El cantante creció en un hogar de menores”, “El gobierno anunció la construcción de un hogar para víctimas de violencia de género”.