Impenitente refiere a quien incurre en el pecado de manera recurrente y sin arrepentimiento. Ésta es tan sólo la primera acepción de este término, de acuerdo con el diccionario de la Real Academia Española (RAE).
Conducta inalterada
Impenitente es aquél que conserva una misma actitud o conducta pese a las sugerencias y las advertencias de los demás o incluso tras sufrir sanciones y castigos. Esta definición se encuentra al margen del ámbito religioso, sino que responde a la personalidad del individuo.
En este marco, impenitente se utiliza para caracterizar a una persona que persiste en su actitud o comportamiento sin mostrar arrepentimiento o disposición para cambiar. Puede referirse a alguien que se mantiene firme en sus creencias, a pesar de las consecuencias o críticas que pueda enfrentar.
Tomemos el caso de un hombre que engaña a su novia cada vez que tiene la oportunidad. Sus amigos le advierten que ese comportamiento no es adecuado moralmente y hasta algunos le hacen notar el riesgo de que su pareja finalmente descubra la traición. Pese a todo, el sujeto sigue actuando igual, impenitente.
El individuo que persevera en una práctica, un hábito o una costumbre también puede ser calificado impenitente. Un viajero impenitente es alguien que se aleja de su lugar de residencia varias veces al año con el afán de conocer o disfrutar otras regiones, mientras que un polemista impenitente genera polémicas y se involucra en ellas de forma constante.
El moribundo impenitente
El cuadro titulado San Francisco de Borja y el moribundo impenitente pertenece al destacado pintor español Francisco de Goya (1746–1828), y en él reflejó el significado de este término. El artista creó esta obra en 1788 a pedido de los duques de Osuna, que lo instalaron en la Catedral de Valencia.
En el lienzo, Goya presenta a Francisco de Borja tratando de que un hombre que agoniza confiese sus pecados. De manera simultánea, unos demonios aguardan la muerte del sujeto para capturar su alma. Actualmente, se encuentra en el Museo del Prado en Madrid, España.
San Francisco de Borja fue un noble español del siglo XVI que posteriormente se convirtió en santo y ejerció como el tercer general de la Compañía de Jesús. En la pintura, Goya retrata un momento crucial en la vida del santo. El hombre impenitente está representado con un rostro angustiado y expresión de desesperación, mientras que San Francisco se muestra sereno y compasivo.
San Francisco de Borja sostiene un crucifijo en su mano y dirige su mirada hacia el hombre, instándolo a reflexionar sobre su vida y buscar la salvación espiritual. El contraste entre la figura tranquila y piadosa del primero y la expresión de desesperación del segundo crea un fuerte impacto visual y simbólico. La obra refleja el tema de la redención y la importancia del arrepentimiento en la tradición religiosa cristiana.
Etimología
La palabra impenitente se deriva de la combinación de dos elementos latinos: in (que significa «no» o «sin»), y paenitens (que se traduce como «arrepentido» o «penitente»). Paenitens proviene del verbo paenitere, que expresa la acción de «lamentarse o arrepentirse de algo».
La raíz latina paenitere también está relacionada con el sustantivo paenitentia que significa «penitencia» o «arrepentimiento». Esta palabra se utilizaba en el contexto religioso para referirse al acto de contrición y la búsqueda de expiación por los pecados cometidos.
Al añadir el prefijo in a paenitens, se invierte su significado, creando la palabra impenitens que se traduce como «no arrepentido» o «sin penitencia». Con el tiempo, esta forma latina evolucionó al español como impenitente, conservando su esencia de describir a alguien que no muestra arrepentimiento o remordimiento por sus acciones.