Para poder conocer el significado del término incrédulo se hace necesario, en primer lugar, descubrir su origen etimológico. En este caso, podemos subrayar que se trata de una palabra que deriva del latín, exactamente de “incredulus”, que puede traducirse como “que no cree con facilidad” y que es el resultado de la suma de varios componentes léxicos de dicha lengua:
-El prefijo “in-”, que significa “no” o “sin”.
-El verbo “credere”, que es sinónimo de “creer”.
-El sufijo “-ulo”, que se suele utilizar como diminutivo.
Este adjetivo puede usarse para calificar a quien no suele creer rápidamente en lo que escucha u observa, o en lo que considera que no está demostrado.
Por ejemplo: “El entrenador se mostró incrédulo por el resultado ya que, según su opinión, su equipo hizo todo lo necesario para llevarse la victoria”, “Luego de ver la noticia en la televisión, el hombre, incrédulo, llamó a su jefe para saber qué había ocurrido en realidad”, “Millones de personas se reunieron incrédulas ante las pantallas para apreciar el encuentro entre los líderes de ambos países luego de décadas de enfrentamiento”.
Entre sus sinónimos nos topamos con palabras tales como impío, descreído, desconfiado, escéptico o receloso. Por el contrario, entre sus antónimos hay términos como crédulo, creyente, confiado, inocente o ingenuo.
El incrédulo, en definitiva, tiende a no creer. Por lo general busca pruebas o quiere analizar diferentes versiones para convencerse. Supongamos que un joven se encuentra con un amigo que le informa que el presidente ha renunciado. El muchacho duda de estos dichos y por eso, al entrar en un negocio, consulta al vendedor qué sabe al respecto. Pese a recibir la misma información, sigue incrédulo, por lo cual decide leer diarios en Internet para corroborar la noticia. Como se puede advertir, el joven incrédulo no termina de aceptar la veracidad de la novedad.
También se califica como incrédulo a quien carece de fe religiosa. Para el incrédulo no existe Dios ni se producen milagros: por eso su vida transcurre más allá de los mandatos de la religión y sin esperar que ocurra nada sobrenatural.
En algunos casos, un incrédulo puede volverse creyente luego de experimentar o apreciar algo que no puede explicar desde la razón o la ciencia. Así deja de ser incrédulo para abrazar la fe.
En el ámbito de la literatura también tenemos que destacar que hay varias obras que llevan en sus títulos el término que estamos abordando. Este sería el caso del trabajo “Confesiones de un incrédulo y otros ensayos escogidos”, que fue escrita por el famoso autor H.P. Lovecraft. Se trata de un conjunto de artículos y ensayos que vienen a mostrar la faceta más escéptica, provocadora e ingeniosa de dicha pluma.
De la misma manera, no podemos pasar por alto la existencia de una marca de vino que responde al título de Incrédulo. Pertenece a la denominación Vinos de Toro y es de la Bodega Pago de Cubas. Se presenta como un vino tinto y joven, con carácter y con una notable potencia de sabor.