La noción de incumbencia hace referencia a la responsabilidad u obligación de realizar algo de acuerdo a una condición o a un cargo. La incumbencia, de este modo, supone un compromiso, una competencia o una atribución.
Por ejemplo: “Todo lo que sucede en la zona de frontera es incumbencia del ministro de Defensa”, “No te metas en asuntos que no son de tu incumbencia”, “El gobierno municipal no puede hacer nada respecto a lo que ocurre en el puerto, ya que se encuentra en un área de incumbencia de las autoridades nacionales”.
Jurisdicción, obligación, deber o cargo son, del mismo modo, palabras que también funcionan como sinónimos de incumbencia. Por el contrario, entre sus antónimos nos topamos con palabras tales como incompetencia o inhibición.
Hay asuntos de incumbencia pública y otros de incumbencia privada. Aquello que afecta a la sociedad en general tiene incumbencia pública: la salud de un presidente, el patrimonio de un funcionario público, el nivel de contaminación de un río y muchas otras cuestiones. En cambio, los temas que pertenecen a la intimidad de las personas y que no repercuten en la comunidad son de incumbencia privada (las comidas preferidas de un individuo, la inclinación sexual, las creencias religiosas, etc.).
De la misma manera, se puede hablar de incumbencia cuando una pareja sentimental rompe su relación y hay algún familiar o amigo que decide intervenir para poder conseguir que esas dos personas se den una nueva oportunidad y vuelvan a estar juntos. En ese caso, el «tercero» puede sufrir el enfado de una o de las dos personas de la pareja y le pueden comentar: “No te metas en asuntos que no son de tu incumbencia. La ruptura es un asunto nuestro y de nadie más”.
Se conoce como incumbencia profesional, por otra parte, a la capacidad potencial que tiene un profesional de acuerdo a los conocimientos adquiridos durante su formación. Las incumbencias profesionales, en este contexto, constituyen el marco jurídico del trabajo del experto según su especialidad.
Las autoridades educativas de un país pueden modificar las incumbencias profesionales. A través de la gestión de estas incumbencias se definen qué actividades pueden ejercer y cuáles no quienes se gradúan de las carreras.
Las incumbencias profesionales de un graduado en Ciencias Políticas, por citar un caso, incluyen el desarrollo de investigaciones sobre las relaciones de poder; la organización y planificación de políticas públicas; y la realización de análisis políticos.
Si pensamos en un arquitecto, por ejemplo, nos topamos con el hecho de que entre sus incumbencias profesionales están diseñar, proyectar y dirigir los espacios destinados a lo que es el hábitat humano así como también programar y ejecutar la demolición de obras, participar en lo que son planes y proyectos en materia de ordenamiento físico-ambiental, llevar a cabo lo que es la planificación arquitectónica de los espacios que están destinados a establecer asentamientos humanos…
Un psicólogo, por otro lado, tendrá entre sus incumbencias profesionales el realizar labores de diagnóstico, tratamiento y seguimiento psicológicos; el llevar a cabo lo que son tareas de rehabilitación en su campo, efectuar tratamientos psicoterapéuticos para pacientes, realizar labores de orientación vocacional, detectar lo que son las causas psicológicas de un accidente en el ámbito laboral…