En el latín es donde podemos establecer que se encuentra el origen etimológico del término inocular. En concreto, hay que indicar que emana del verbo latino «inoculare», que en sus orígenes significaba «causar mal de ojo» y que es fruto de la suma de dos componentes léxicos de dicha lengua:
-El prefijo «in-«, que es equivalente en este caso a «hacia el interior».
-El sustantivo «oculus», que puede traducirse como «ojo».
Concepto de inocular
El verbo inocular tiene varios usos. En el terreno de la medicina y de la biología, el concepto alude a implantar una sustancia con gérmenes de una determinada enfermedad en un organismo.
Entre las palabras que pueden ejercer como sinónimos de inocular podemos destacar algunas tales como contagiar, infectar, pegar, transmitir, inyectar, emponzoñar o inficionar, por ejemplo. Por el contrario, entre sus antónimos hay términos como sanar, curar, desinfectar, enmendar, rehabilitar, sanear o encauzar.
La acción de las vacunas
Inocular supone, en el sentido más amplio, colocar algo que podrá desarrollarse y reproducirse. En lo referente a las vacunas, por citar un caso, permiten inocular una bacteria o un virus en el cuerpo para que el propio organismo produzca los anticuerpos necesarios.
La vacuna introduce una cantidad ínfima de una bacteria o de un virus que ha sido debilitado. La persona, de este modo, no resulta infectada o solo padece una infección muy leve. El sistema inmune, al detectar el agente patógeno que fue inoculado, aprende a reconocerlo y lo ataca. Así, si el individuo más adelante vuelve a entrar en contacto con la bacteria o el virus, ya se encuentra inmunizado por la reacción orgánica que impedirá la infección.
Inocular veneno
Diversos animales, por otra parte, se encargan de inocular veneno a través de mordiscos o picaduras como método de defensa o para cazar.
En este marco podemos mencionar a la cobra, una serpiente venenosa que, para alimentarse, inocula una neurotoxina a sus presas, clavándoles los colmillos.
Otros usos del término
En el ámbito de la agricultura también podemos establecer que se usa el término que nos ocupa. Así, es habitual que se hable de inocular un sustrato para lo que son hongos e incluso setas. En concreto, para llevar a cabo esta acción lo que hay que hacer es mezclar la paja con el micelio o sustrato y luego proceder a la inoculación en sí.
Inocular también puede asociarse a infundir, propagar o inculcar una doctrina, una ideología, una sensación, etc. En este contexto, la noción suele usarse de manera peyorativa o negativa. Por ejemplo: «La oposición le quiere inocular miedo a los ciudadanos para obtener un rédito electoral», «Hay decenas de grupos que pretenden inocular el comunismo a nuestros jóvenes».
En el campo de la psicología, por su parte, se habla de inocular el estrés. Esto viene a ser un tratamiento, desarrollado por Donald Meichenbaum, que es de tipo cognitivo-conductual y que se basa en tres fases: la educativa, la de ensayo y la de implementación. Básicamente de esta manera se conseguirá que la persona consiga una serie de destrezas para afrontar la situación y que luego proceda a ensayar las mismas.