El concepto de inteligible procede del vocablo latino intelligibĭlis. Se trata de un adjetivo que alude a aquello que puede entenderse.
Por ejemplo: “El científico evitó el vocabulario especializado y dio una explicación inteligible, que todos los presentes comprendimos sin mayores dificultades”, “Los carteles con las indicaciones deben ser inteligibles para evitar los accidentes”, “Los textos del sociólogo alemán no son inteligibles para el gran público”.
Ciertos discursos o expresiones, por sus características y contenidos, pueden resultar difíciles de entender para quien no tiene conocimientos técnicos o especializados. Por eso, para ampliar el alcance de lo comunicado y permitir que más gente tenga acceso a lo expresado, en ocasiones deben tenerse en cuenta estas cuestiones para elaborar una alocución inteligible.
Supongamos que un cirujano acaba de realizarle una compleja intervención quirúrgica a un famoso cantante. Decenas de periodistas lo esperan en la puerta del hospital para que brinde un parte médico y le informe a la sociedad qué tipo de mal aquejaba a la figura, qué clase de operación se le practicó y cómo se espera que sea su evolución. El cirujano, en este marco, tendrá que esforzarse para realizar declaraciones que sean inteligibles: si abunda en términos propios de la medicina y ajenos al lenguaje coloquial, ni los periodistas ni los espectadores u oyentes lograrán comprender.
El uso de un lenguaje inteligible a la hora de comunicarnos es fundamental para que el mensaje llegue con éxito al otro extremo. Sin embargo, muchas veces ocurre que el deseo de demostrar sus vastos conocimientos en una materia determinada lleva a un individuo a expresarse de la manera menos descifrable posible, consiguiendo un auténtico desperdicio de energía y, en el peor de los casos, la antipatía de su pobre receptor.
Los seres humanos tendemos a considerarnos el centro del Universo mismo, pero nunca debemos olvidar que somos tan sólo una especie más entre un número potencialmente infinito. Dado que tenemos la posibilidad de compartir la vida con otros a través de la comunicación oral y escrita, deberíamos aprovecharla poniendo el mensaje por encima de todo en cualquier caso. Ni el amor propio ni la vanidad tienen cabida a la hora de hacerle llegar a alguien una idea o un comentario. ¿Nos ha gustado muchísimo una representación teatral? Pues lo decimos así, con sentimiento. ¿Queremos recomendar un libro que ha sido traducido al español? Entonces usamos el título en nuestra lengua, para que nuestro mensaje sea inteligible y agradable.
Inteligible, por otra parte, hace referencia a lo que puede oírse con claridad y nitidez: “Con un susurro apenas inteligible, la mujer confesó lo que había hecho”, “A lo lejos oyó un grito poco inteligible, que interpretó como un pedido de auxilio”.
Es necesario aclarar que el término inteligible no es muy común en el habla cotidiana. Por esta razón, veremos a continuación algunos de sus sinónimos, entre los que se encuentran ciertas palabras que sí podemos oír más a menudo: claro, comprensible, asequible, accesible, descifrable, penetrable, legible, sencillo y fácil.
Los sinónimos listados en el párrafo anterior evidencian los varios matices que poseen las acepciones de la palabra inteligible. Resumiendo todo lo expuesto hasta el momento y apoyándonos en la definición que nos ofrece el diccionario de la Real Academia Española, podemos distinguir tres acepciones: que se puede entender; que no requiere de los sentidos para conocerlo; que se oye con claridad.
Para el primer caso podríamos usar los siguientes sinónimos: legible, comprensible, fácil y sencillo. Para el segundo: accesible y asequible. Por último, la tercera acepción es compatible con: claro y descifrable. Estas no son las únicas combinaciones posibles, además de que el contexto juega un papel muy importante a la hora de escoger un sinónimo para sustituir un término.
