La idea de interdependencia alude a una dependencia donde se registra una reciprocidad entre las partes. De este modo, hay una subordinación con correspondencia de un elemento a otro y viceversa.
El concepto se emplea en diferentes ámbitos y contextos. Suele usarse con referencia a los vínculos personales y a las relaciones entre los Estados, por mencionar dos posibilidades.
La interdependencia de las personas
Es habitual que se mencione que la interdependencia es intrínseca a las personas. La independencia absoluta, asociada a la autosuficiencia y a la libertad sin ningún condicionamiento para decidir y actuar, es ajena a la condición humana. Asimismo, depender de los demás para satisfacer todas las necesidades no es positivo ni saludable.
De este modo, los seres humanos, como seres sociales, siempre son interdependientes. Se produce una combinación entre la independencia parcial y la dependencia parcial, donde entran en juegos cuestiones como la realización individual, la cooperación y la solidaridad.
El equilibrio
Desde la psicología, pues, se hace mención a la importancia del equilibrio entre la independencia y la dependencia de las personas. Si bien la autonomía es valorable, no se puede obviar que en todos los casos hay una cierta necesidad del prójimo, incluso emocional y afectiva.
En este marco es donde gana fuerza la idea de interdependencia. Las interacciones que se producen de manera cotidiana hacen que cada individuo influya en las experiencias de los demás, mientras que las experiencias ajenas tienen influencia sobre las propias.
Hay costos y beneficios en cada intercambio social, que llevan al sujeto a mantener una relación o a dejarla de lado. La interdependencia aparece como una posición media, con cada sujeto aportando y a la vez recibiendo de esas interacciones.
Se sugiere, por lo tanto, establecer relaciones a partir del reconocimiento de esa interdependencia. Esto supone contribuir con el otro y simultáneamente recibir de él aquello que se requiere, sin caer en extremos de independencia ni de dependencia.
Interdependencia de los países
La interdependencia también aparece entre los países. En mayor o menor grado, cada Estado depende del otro en diferentes áreas: materias primas, tecnologías, etc. Dicha situación se acrecentó a partir del desarrollo del proceso de globalización.
La llamada división del trabajo, que implica la separación de las actividades en el sistema económico para propiciar la especialización, hace que cada nación dependa de la otra. Por ejemplo: un país que se especializa en la obtención de materias primas necesita de los recursos tecnológicos de otro, que por su parte demanda las materias primas del primero.
Esta interdependencia, por supuesto, no suele ser justa. Los Estados más poderosos cuentan con los medios materiales y los mecanismos de presión para sacar provecho de un vínculo que es asimétrico.
Si bien la interdependencia es concreta, las condiciones son fijadas por la parte que ostenta mayor poder. Por eso hay una desigualdad y los costos y los beneficios no se reparten de forma pareja. Los países más pobres se ven forzados a “aportar” lo que necesitan los más ricos sin imponer sus cláusulas, cuando al revés ocurre exactamente lo contrario.