La idea de intrínseco, que proviene del vocablo latino intrinsĕcus, se utiliza para calificar a aquello que es propio de algo. Lo intrínseco, por lo tanto, resulta esencial o indivisible del elemento en cuestión.
Por ejemplo: “Los billetes no tienen un valor intrínseco: sin confianza en las autoridades ni acuerdo social, no son más que papeles”, “La ansiedad es intrínseca a los grandes cambios”, “La violencia es una problemática intrínseca a cualquier sociedad”.
Intrínseco en la filosofía y en la economía
En el terreno de la filosofía, lo intrínseco es aquello que, en virtud de su naturaleza, corresponde a un determinado objeto. Esto quiere decir que lo intrínseco es propio y no está dado por la relación con otro.
En el contexto de la economía, en tanto, se emplea el concepto de valor intrínseco. Así se llama al valor en el mercado de un metal precioso que se utiliza para acuñar una moneda. Supongamos que una onza de oro cuesta 500 dólares y que se procede a la acuñación de una moneda que presenta dicha cantidad del metal: la moneda, de este modo, tendrá un valor intrínseco de 500 dólares. El valor legal de la moneda, en cambio, se establece por un pacto social: se confía en la promesa de pago de la entidad que la acuña. La moneda que contiene una onza de oro (500 dólares), por mencionar un caso hipotético, puede tener un valor legal de 800 dólares, cifra que no está vinculada a su valor intrínseco.
El valor real de un activo
El valor intrínseco también es el valor real de un activo o de una empresa. Dicho valor surge por la percepción de su valor real teniendo en cuenta todos sus aspectos intangibles y tangibles. Este valor intrínseco puede coincidir, o no, con el valor de mercado.
En este marco, son muchos los caminos que podemos seguir para llevar a cabo el cálculo del valor intrínseco de una acción. A grandes rasgos, los cuatro métodos más usados por los expertos son los siguientes: descuentos de flujos de caja; los que se basan en el valor patrimonial; valoración relativa; los que se basan en opciones reales. El primero de ellos es el que en teoría ofrece la mayor precisión de todos, aunque en cada caso particular es necesario evaluar cuál de ellos se ajusta más a las necesidades.
Sinónimos y antónimos de intrínseco
Debemos señalar que este término no es muy común en el habla cotidiana, aunque sí aparece en los medios de comunicación, en especial en el ámbito de la economía. Dicho esto, podemos echar un vistazo a algunos de sus sinónimos más usados: propio, interno, esencial, característico, peculiar, connatural, básico, íntimo, privativo y exclusivo.
Con respecto a sus antónimos, podemos mencionar los siguientes tres: impropio, accidental y extrínseco.
Lo inherente y lo inmanente
Del mismo modo que ocurre con otras muchas palabras, los hispanohablantes confundimos a menudo el significado de intrínseco con otras, en particular con inherente e inmanente. Si bien se trata de tres vocablos con definiciones muy similares, tienen sus diferencias y por esa razón es recomendable conocerlas a fondo para saber en qué caso usar cada una.
La Real Academia Española señala en su diccionario que el término inherente se define como algo que, dada su propia naturaleza, se encuentra unido a otra cosa de manera que no se puede separar de ella. También nos señala que en el terreno de la gramática se entiende como una unidad que resulta independiente de las relaciones que tenga con las demás dentro de la oración. Veamos estas dos acepciones en los siguientes ejemplos: «Estas obligaciones son inherentes a tu puesto de trabajo», «En el sustantivo armario, el género masculino es inherente».
Con respecto a inmanente, el diccionario lo define como algo que es inherente a un ser o bien que se encuentra unido a su esencia de manera imposible de separar, aunque podamos distinguir ambas partes por medio de la razón.