El iPhone es un teléfono móvil con herramientas multimedia, desarrollado por la empresa estadounidense Apple Inc. Este tipo de dispositivo es conocido como smarthphone o teléfono inteligente, ya que cuenta con conexión a Internet, pantalla táctil, cámara de fotos, la capacidad de reproducir música y películas, entre otras características.
El iPhone, que cuenta con conectividad inalámbrica, salió a la venta el 29 de junio de 2007 en los Estados Unidos y, al poco tiempo, la revista Time lo eligió como «Invento del Año». El 11 de julio de 2008 fue lanzada una versión actualizada del teléfono, conocida como iPhone 3G, que utiliza redes de tercera generación (3G) para la transmisión de datos.
Modelos de iPhone
Existen distintos modelos de iPhones que varían su capacidad de memoria y otras características. De esta forma, hay modelos con capacidad de 4 GB (que ya no se fabrican), 8 GB, 16 GB y hasta 512 GB. Dado que el iPhone no cuenta con ranuras de expansión, no puede ampliarse la memoria que trae de fábrica.
Cabe destacar que el iPhone utiliza un sistema operativo denominado iPhone OS, que es una variante del Mach kernel utilizado en Mac OS X.
Es importante tener en cuenta que el iPhone utiliza una batería recargable que no puede ser reemplazada. En caso que la batería deje de funcionar de manera prematura, Apple la cambia sin cargo durante el periodo de garantía.
El fenómeno social
El nacimiento del iPhone marcó un antes y un después en la vida de muchas personas; sin embargo, a pesar de tratarse de una pieza tecnológica muy avanzada (con pantallas cada vez más nítidas que presentan densidades de píxeles que rompen todos los récords, con cámaras capaces de grabar secuencias de vídeo en alta definición y con un diseño irresistible a los ojos) este teléfono inteligente impactó en la sociedad a un nivel mucho más profundo.
Durante años, Hollywood se esmeró en representar el futuro de la raza humana a través de cuadros posapocalípticos en los que nos dominan las máquinas, haciendo uso de impresionantes efectos especiales; hoy en día, basta con salir a la calle para entender que esa época ha llegado, a excepción de los colosos de metal aplastando nuestras casas y disparando rayos láser desde sus artificiales ojos. Que en un grupo de gente escogido al azar no haya al menos un 50% con un teléfono en mano revisando sus redes sociales es simplemente una situación imposible de creer; al viajar en tren, en una sala de espera de un consultorio médico, e incluso en el cine, utilizar el smartphone se ha convertido en una «necesidad de primer orden».
La tecnología debería estar al servicio del hombre, y es cierto que el ocio es tan necesario para el bienestar como una alimentación equilibrada. Ahorrar para comprarse un televisor que permita disfrutar de las películas como en el cine, o de un ordenador capaz de correr los juegos más recientes, es absolutamente entendible, y es quizás la extensión de lo que hace unas décadas habría sido el deseo de adquirir un coche más espacioso. Sin embargo, cuando gracias a la tecnología los seres humanos se convierten en seres inertes que giran entorno a un par de centímetros cuadrados de plástico y cristal líquido como si fueran altares divinos portátiles, el término que primero viene a la mente es «manipulación».
Si se tratara simplemente de un producto innovador, de una fuente de entretenimiento y de un mejor canal de comunicación entre las personas, el iPhone no despertaría ningún sentimiento negativo. Pero la realidad es que poco tiene que ver con acercar a la gente, y mucho con promover la ostentación y el ocio desmedido; año a año, Apple lanza al mercado un nuevo modelo, siempre a un precio muy elevado, y millones de consumidores no dudan en actualizar sus teléfonos, aunque sea simplemente para estar a la moda.