
La educación natural fue promovida por Jean-Jacques Rousseau.
Jean-Jacques Rousseau está considerado como uno de los grandes pensadores de la historia occidental. A lo largo de su vida realizó importantes aportes a la filosofía, la política y la pedagogía, creando obras aclamadas como La nueva Eloísa (1761), El contrato social (1762) y Emilio, o de la educación (1762).
Aunque se lo considera como un exponente de la Ilustración, defendió ideas diferentes a las postuladas por los referentes de este movimiento, enfrentándose a figuras como Voltaire. También expresó críticas al pensamiento de John Locke y Thomas Hobbes, reflejando la particularidad y la originalidad de sus planteos.

Su vida
El nacimiento de Jean-Jacques Rousseau tuvo lugar el 28 de junio de 1712 en Ginebra, cuando la ciudad formaba parte de la Antigua Confederación Suiza. Hijo de Susana Bernard e Isaac Rousseau, su madre falleció cuando él tenía apenas nueve días de vida. Sus tíos paternos y su tía materna fueron claves en su crianza: no solo ayudaron a cubrir la ausencia de su mamá, sino que también su tío Samuel asumió su cuidado cuando Isaac debió exiliarse por un conflicto menor en 1722.
Fueron estos familiares quienes le transmitieron el amor por la lectura y lo instruyeron en temas de la historia y la filosofía. Tras pasar dos años en la vivienda de una familia calvinista como pupilo junto a su primo, se formó como aprendiz de relojero y de grabado.
Cuando tenía 16 años de edad, sin embargo, dejó Ginebra y empezó a tener una vida errante. Se alejó del calvinismo para volverse católico (aunque luego también abjuró de esta religión) y tuvo diferentes trabajos. Instalado en la comuna francesa de Annecy, Françoise-Louise de Warens -conocida como Madame de Warens– se transformó en su protectora. Esta mujer, trece años más grande que Rousseau, primero asumió un rol maternal y luego se transformó en su amante.
Con el tiempo Rousseau fue preceptor, periodista, secretario, compositor musical y tuvo otros oficios hasta que se volcó a la escritura, creando tratados, ensayos, discursos, novelas y obras teatrales. En 1745 se instaló en París, donde tuvo cinco hijos con la camarera y lavandera analfabeta Thérèse Levasseur. El pensador abandonó a cada uno de sus descendientes en un orfanato debido a su situación económica precaria y para alejarlos de su familia política.
Por sus ideas controvertidas para la época, sufrió una orden de arresto, fue expulsado de Yverdon y tuvo que hacer frente a persecuciones. Cansado de esta situación y aquejado por problemas de salud, en 1766 emigró a Inglaterra gracias al apoyo de su amigo David Hume, con quien finalmente se peleó. Su estabilidad mental no era óptima y se había tornado paranoico: así, en 1767 regresó a Francia con un nombre falso. En sus últimos atravesó diversos conflictos y peleas hasta que el 2 de julio de 1778, cuando se hallaba en Ermenonville, falleció a los 66 años de edad. Sus restos fueron trasladados en 1794 al Panteón de París, cerca de su enemigo Voltaire.

La obra de Jean-Jacques Rousseau incluye memorias y contenidos de autobiografía.
Ideas de Jean-Jacques Rousseau
Rousseau realizó aportes trascendentales a la filosofía política del siglo XVIII que aún son estudiados. «El contrato social» es posiblemente su obra más famosa, donde reflexiona sobre la libertad, la igualdad y el Estado. Muchos historiadores sostienen que el libro impulsó principios que inspiraron el desarrollo de la Revolución francesa.
Para Rousseau, los seres humanos nacen iguales y libres. Ese estado de naturaleza, sin embargo, cambia con la vida social. Dicho de otro modo: el hombre natural es bueno mientras que el hombre histórico es corrompido por la sociedad. Las leyes y una reforma de la sociedad, en este marco, pueden dar lugar a un tercer hombre: el hombre civil.
Así, para que el interés individual sea compatible con el interés colectivo, las personas acuerdan someterse a la voluntad general. Siguiendo con el razonamiento, Rousseau destaca la importancia de la soberanía popular para que esa voluntad general vele por el bien común.
El llamado contrato social rousseauniano, por lo tanto, refiere al pacto que establecen los individuos para entregarse a la soberanía del pueblo, uniéndose en un cuerpo político. La existencia de una república, donde no hay un monarca sino que el poder recae en la población, es la vía para que los ciudadanos vivan en armonía. Las reglas de convivencia se plasman en las leyes, generadas mediante la razón y administradas por el Estado. Para que la gente pueda gobernar de manera directa, indicaba Rousseau, es necesaria la democracia.
Debe considerarse que, según Rousseau, la igualdad de los hombres se terminó cuando surgió el derecho de propiedad. Esto marca una diferencia con John Locke, quien sostenía que el derecho de propiedad era un derecho natural. El desarrollo de instituciones políticas, afirmaba Rousseau, se volvió imprescindible para administrar todos los derechos y las obligaciones.

Jean-Jacques Rousseau reflexionó sobre los derechos y las obligaciones de la ciudadanía.
Su legado
Las ideas de Rousseau dieron lugar al rousseauismo, una corriente de pensamiento basada en sus obras. Uno de sus preceptos que fueron recogidos en distintos ámbitos es la afirmación respecto a que todos los individuos nacen libres e iguales, una postura que influyó en la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano y luego en la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
Que la soberanía recae en el pueblo y que los seres humanos renuncian de manera voluntaria a determinadas libertades para que la organización de la sociedad sea posible son otros principios que atravesaron el tiempo y hoy se erigen como bases de los regímenes democráticos. La pedagogía moderna, asimismo, adhirió a su mirada sobre la educación como una herramienta que contribuye al desarrollo auténtico y natural de las personas.
Considerar que la propiedad privada fue el punto de partida de la desigualdad, en tanto, fue tomado por el socialismo y por los movimientos revolucionarios. También el ecologismo se nutrió de Rousseau en lo referente a su respeto por la simpleza y su amor por la naturaleza.