
El Ta Te Ti es uno de los juegos tradicionales que, al igual que la rayuela o el juego de las escondidas, todavía está vigente a nivel mundial.
Juegos tradicionales son aquellos entretenimientos que van transmitiéndose de generación en generación. Se trata, por lo general, de pasatiempos de esencia simple que invitan a divertirse sin necesidad de disponer de grandes recursos materiales.
Estas propuestas lúdicas suelen reflejar la cultura popular dado que se basan en costumbres típicas de una cierta comunidad o aprovechan elementos típicos de una población o región. La observación es clave para aprender cada juego tradicional, así como la transmisión oral es esencial para enseñar, aprender y difundir las reglas.
A lo largo de la historia, numerosas alternativas de recreación han alcanzado una notoria visibilidad a escala internacional, trascendiendo las fronteras y convirtiéndose en símbolos de identidad cultural. La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), por ejemplo, ha reconocido como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad en materia cultural a juegos tradicionales que, además de entretener, poseen importancia educativa, cultural y social.


Clasificación de los juegos tradicionales
Los juegos tradicionales se clasifican en función del rasgo o criterio que se desea exaltar. Así, pues, es posible segmentarlos de acuerdo al sitio o contexto en el cual se desarrollan; a su propósito o función; a la época o año de surgimiento; a la actividad física o mental que exigen; a los elementos empleados para ejecutarlos o a la nación donde se originaron, por ejemplo.
De este modo, según se advierte en la práctica, se distingue entre juegos escolares que se despliegan en recreos o en horas de clase, juegos de calle que cobran protagonismo en espacios públicos, juegos de patio como el de tirar para lados opuestos una cuerda o soga, juegos rurales que se llevan a cabo en escenarios campestres en contacto con la naturaleza y juegos urbanos, así como existen por otra parte las categorías de juegos prehispánicos, juegos ancestrales, juegos antiguos y juegos coloniales. Tampoco hay que perder de vista a los conjuntos que agrupan a los juegos de manos, a los juegos de agilidad y a los juegos de destreza mental ni a aquellos que proponen diferenciar entre actividades lúdicas basadas en juegos con pelotas, juegos con cuerdas, juegos con aros, juegos con palos o juegos con piedras.
Incluso hay juegos con canciones y baile; juegos alfanuméricos; juegos individuales y juegos grupales; juegos ceremoniales; juegos de rol; juegos de azar; juegos infantiles, juveniles, de adultos y juegos intergeneracionales, por añadir referencias que comprueban la inmensa variedad de dinámicas de entretenimiento.

Muchos niños y adultos se entretienen jugando a la bolita, pasatiempo que tiene como protagonistas a las canicas, unas pequeñas y coloridas esferas confeccionadas generalmente con vidrio.
Ejemplos
Abundan, por fortuna, los ejemplos de juegos populares que al día de hoy siguen vigentes en distintos territorios. Entre los más pequeños, por citar un caso específico, se mantiene el interés colectivo por la ronda y el juego de las escondidas.
Si bien el mundo actual cautiva a multitudes de chicos y adolescentes con entretenimientos modernos a base de consolas y pantallas, todavía hay quienes se entretienen jugando, tal como en otros tiempos hicieron sus padres o abuelos, a la rayuela, el elástico o la mancha. Tampoco ha quedado en el olvido el clásico desafío del piedra, papel o tijera que sigue tendiendo puentes entre diversas generaciones.
Es enriquecedor investigar, por otra parte, qué juegos autóctonos han ido dejando huella en diferentes comunidades.
La taba, por indicar un caso concreto, posee raíces muy antiguas y se ha ido adaptando y reversionando a medida que el juego fue adoptándose a escala internacional. El trompo es otro pasatiempo que ha logrado generar fanatismos.
Suma, asimismo, ampliar los saberes culturales instruyéndose acerca de juegos tradicionales asiáticos y de otros representativos del resto de los continentes. Así se descubre, por ejemplo, que en Japón surgió el kendama, un reto lúdico que exige una gran coordinación motriz y recuerda mucho al concepto que rige al juguete de madera conocido como balero.

Los juegos de plaza aseguran la diversión al aire libre mientras fomentan la actividad física y la socialización.
Importancia de los juegos tradicionales
Los juegos tradicionales son importantes y merecen reconocimiento ya que trascienden la finalidad lúdica. Todos ellos se enlazan a una cultura y se valoran a nivel social por reflejar la historia y las costumbres de un determinado pueblo.
A través de ellos hay acercamientos entre distintas generaciones, se rescatan tradiciones, se transmiten conocimientos y se preserva la identidad cultural.
Al no requerir grandes inversiones monetarias ni estructuras complejas, los pasatiempos populares son accesibles y saludables, promoviendo el uso de la creatividad y ofreciendo una fuente de entretenimiento que no crea dependencia digital.
Las rondas infantiles, por ejemplo, son dinámicas grupales que se dan en entornos formales e informales porque permiten entretener simultáneamente a varios niños mediante el movimiento corporal y el canto. Con ellas se estimulan la cooperación y la inclusión social, se impulsan las habilidades lingüísticas y, de manera alegre, se ponen en práctica la motricidad gruesa y la coordinación motora. Esta clase de propuesta que invita a formar un círculo pertenece al grupo de juegos sin tecnología, se puede desarrollar en ambientes abiertos o cerrados, se adapta a diferentes edades e incentiva el juego libre y espontáneo.