En el latín es donde encontramos el origen etimológico del término justificación que ahora nos ocupa. Procede de la palabra “iustificatio”, que puede traducirse como “acción y efecto de hacer algo justo” y que se encuentra compuesta por las siguientes partes:
• El vocablo “iustus”, que es sinónimo de “justo”.
• El verbo “facere”, que es equivalente a “hacer”.
• El sufijo “-cion”, que se emplea para indicar “acción y efecto”.
Justificación es una noción que permite referirse al proceso y el resultado de justificar. Este verbo, por su parte, está vinculado a demostrar una cosa con pruebas; a explicar un accionar o un comportamiento en base a ciertos motivos; o a probar que una persona es inocente de aquello que se le atribuye.
Qué es una justificación
Una justificación, por lo tanto, puede ser un argumento, una motivación o un principio que sirve para justificar algo. Por ejemplo: “No necesito una justificación para darte un beso”, “Me gustaría saber cuál es tu justificación para comportarte de esta forma”, “Ramiro está furioso: cree que Laura no puede esgrimir ninguna justificación que explique su acción”.
Para que se vuelva necesaria la presencia de una justificación, una acción debe ser incomprendida o repudiada por una de las personas que la advierte o la recibe. Es un fenómeno tan relativo como gran parte de los sentimientos y sensaciones de los seres vivos, ya que un mismo hecho puede ser aceptable en una sociedad y alarmante en otra, e incluso puede haber excepciones dentro de cada una.
La justificación, por otra parte, puede tratarse de aquello que prueba las buenas intenciones o la inocencia de un sujeto o de una acción: “Este asilo recién construido es la justificación de todo el esfuerzo”, “El hombre admitió haber golpeado a su vecino, pero su justificación es que fue en defensa propia”.
Adecuando lo injusto
Puede decirse que la justificación consiste en adecuar algo que resulta injusto (en el sentido de que no se ajusta a las normativas o preceptos vigentes) y convertirlo en justo, ya sea de acuerdo a la moral o la ley, o incluso a través de una demostración.
Una persona puede brindar una justificación de sus acciones y explicar su comportamiento en virtud de un contexto. En este caso, se habla de una justificación activa. Otra posibilidad es que sea una autoridad quien se encargue de indicar la justificación de acciones ajenas.
En este sentido, se conoce como justificativo médico a un documento que debe redactar un profesional de la medicina para certificar la ausencia de un paciente a su lugar de trabajo o de estudio. Se trata de una justificación con basamento científico y avalada por una persona titulada que ofrece su nombre y experiencia como garantía, por lo cual lo normal es que no se ponga en duda su validez, aunque es sabido que en muchas ocasiones no la tiene, sino que el justificativo se extiende a modo de favor a un amigo o conocido.
La justificación en el terreno de la educación
Dentro del ámbito educativo, dado que ciertos métodos de evaluación piden a los estudiantes que simplemente indiquen si una afirmación es verdadera o falsa, o que escojan la frase correcta entre una serie de opciones, es normal que sea necesaria una justificación, una breve explicación que demuestre que la elección no ha sido aleatoria.
En los centros educativos además, de cara a poder reducir al mínimo lo que sería el absentismo escolar, es habitual que cuando los alumnos faltan a clase se les pida que presenten la correspondiente justificación. Esta puede ser un documento médico que acredite que ha asistido a consulta o que se encuentre enfermo o bien una nota realizada y firmada por sus padres o tutor legal donde se especifique el motivo de la falta de los jóvenes.
La teoría en la filosofía
Es importante establecer además que dentro del ámbito de la filosofía y las ciencias se habla de lo que se da en llamar teoría de la justificación. Este es un término que se emplea para referirse a la parte de la teoría del conocimiento que se dedica a estudiar las técnicas o métodos que se utilizan por parte de las personas a la hora de poder probar un enunciado o proposición cualquiera.
Dentro de ella se establecen que existen tres tipos de justificaciones o mejor dicho de fuentes que sirven como tal. En concreto, se trata del propio razonamiento, de la intuición y de las experiencias.
La justificación como tipo de alineamiento
La justificación, por último, puede ser un tipo de alineamiento que se aplica a las líneas de un texto para conseguir que cada extremo coincida con el comienzo del margen correspondiente, espaciando las palabras tanto como sea necesario. Un bloque de texto justificado tiene un aspecto similar a un cuadrado, ya que no deja espacios en blanco entre los márgenes y las palabras.
Cabe mencionar que también existe la justificación vertical de textos, para lo cual se utilizan márgenes de composición superior e inferior, aunque esto no es muy usado. A diferencia de la justificación horizontal, que amplía las líneas del texto agregando espacios entre las palabras, la vertical se vale de la regulación del interlineado, o sea, del espacio que hay entre sus líneas.