El vocablo latino lubrĭcus, que puede traducirse como «resbaladizo», llegó a nuestro idioma como lóbrego. El término se emplea como adjetivo para calificar a aquello que resulta tétrico o sombrío.
Por ejemplo: «Lo lóbrego del sitio angustió al niño, que pronto comenzó a buscar una salida», «El hotel me parece algo lóbrego: es antiguo y oscuro», «Al llegar a la cumbre del cerro, se sorprendió al encontrar una caverna lóbrega que permitía adentrarse en la pared rocosa».
Un lugar lóbrego produce miedo, pena o incertidumbre por sus características. Se trata de espacios lúgubres que generan sensaciones desagradables en las personas.
En el párrafo anterior mencionamos la palabra lúgubre, que a menudo se confunde con lóbrego por su gran parecido desde el punto de vista ortográfico. El diccionario lo define como un adjetivo que puede denotar «mucha tristeza», algo «fúnebre o sombrío». Otros de los sinónimos más comunes son los siguientes: sombrío, sórdido, siniestro y tenebroso. Como antónimos podemos mencionar alegre y claro.
La idea de lóbrego también se utiliza de manera simbólica, refiriéndose a aquello que es intangible o abstracto pero produce melancolía, tristeza o preocupación: «El panorama social es lóbrego porque cada vez más gente pierde el empleo y no puede satisfacer sus necesidades elementales», «Las canciones lóbregas son la especialidad del cantautor australiano», «Es un momento lóbrego para el país debido al conflicto armado».
Pensemos en el primer ejemplo durante un segundo: los ciudadanos tienen grandes dificultades para mantener sus puestos de trabajo y, una vez que los pierden a causa de los problemas de organización de su país tampoco pueden encontrar uno nuevo con facilidad. Esto los conduce a una situación altamente preocupante, en la que ni siquiera pueden hacer frente a los gastos fundamentales, como ser los de los servicios de agua y luz o, peor aún, de alquiler de la vivienda.
Hemos dicho que este tipo de situaciones que se califican de lóbregas generan en quienes deben atravesarlas una profunda sensación de preocupación, melancolía o tristeza. Quedarse sin trabajo y no poder satisfacer las necesidades básicas es sin lugar a duda un motivo de tristeza y preocupación extremas, e incluso se puede pensar en el matiz de «oscuridad» que aporta el término, ya que en un momento como éste no es fácil distinguir el camino a seguir, todo parece haberse apagado y no sabemos hacia dónde movernos.
Pasando al terreno de la música, las canciones lóbregas pueden tener una apariencia negativa para quien no se acerca a escucharlas, pero la intención de los autores no es deprimir a la audiencia, sino visibilizar diferentes problemas sociales y reflexionar en torno a ellos. El poder de una canción no debería ser subestimado en estos casos, ya que la música nos llega a lo más profundo y nos conmueve sin que podamos hacer nada para impedirlo.
En el habla cotidiana, de todos modos, este término no se usa con frecuencia, sino que en su lugar se prefieren otros como «triste» o «preocupante», antes mencionados entre sus sinónimos. Es más común encontrar lóbrego en un texto literario o periodístico.
Los ambientes lóbregos son habituales en las historias de terror. Los libros y las películas que buscan atemorizar al público se basan en la construcción de escenarios macabros o tenebrosos, los cuales dan lugar a la atmósfera necesaria para el desarrollo del clima típico del género.
Lo opuesto a lo lóbrego es lo luminoso, claro o alegre. Una vivienda que recibe los rayos del sol y se destaca por su limpieza no es lóbrega, sino todo lo contrario. Lo mismo puede decirse de un panorama esperanzador o de un suceso positivo.