La noción de mafia se utiliza para nombrar a una agrupación clandestina y criminal. En un primer momento el término aludía específicamente a organizaciones delictivas de Sicilia (Italia), aunque luego empezó a usarse para referirse a cualquier grupo de este tipo.
La mafia, por lo tanto, es una banda dedicada al crimen organizado. Las relaciones entre los integrantes se rigen por los llamados «códigos de honor», cuya violación suele ser duramente castigada por los otros miembros, incluso con la muerte.
La Cosa Nostra y la Camorra son las mafias más conocidas de Italia. Al jefe de estas bandas se lo conoce como don: se trata de quien ocupa el lugar más alto en la jerarquía de la asociación.
Existen, de todos modos, mafias en la mayoría de los países. La mafia china, la mafia japonesa y la mafia albanesa están entre las más peligrosas del mundo.
El funcionamiento de la mafia se hizo conocido a nivel popular a partir de la ficción. Mario Puzo, con su novela El padrino, narró las vivencias de la familia Corleone y mostró varias de las acciones que suelen desarrollar los mafiosos. Cuando el libro fue adaptado al cine por Francis Ford Coppola, la historia se volvió famosa en todo el planeta.
También se suele llamar mafia a una sociedad o conjunto que, a la hora de defender sus intereses, actúa sin escrúpulos. En estos casos, no se trata de crimen organizado, pero sí de actividades y conductas que se desarrollan sin ética y, en ocasiones, hasta por afuera de la ley.
Paul Veyne, un historiador francés de la primera mitad del siglo XX, existía en el Imperio romano una mafia muy bien estructurada, donde reinaba la ley del más fuerte. En aquella época, los más débiles sólo podían sobrevivir si adherían al clientelismo político.
Se conoce como clientelismo político (o, simplemente, clientelismo) a un intercambio de favores que se realiza al margen del ámbito oficial, es decir, fuera de la ley. Se trata de la promesa de fidelidad a cambio de ciertos servicios. En el caso específico de la mafia, por ejemplo, muchos particulares consiguen que no los maten a través de una «donación» que deben cumplir con regularidad.
Volviendo al Antiguo Imperio, actos tales como la estafa, la violencia física, el robo, la violación y el fraude, entre otros, no se consideraban delitos penales, sino civiles; además, como no existía un cuerpo de policía, cada individuo debía defenderse por su cuenta.
El papel de los jueces se limitaba a la dirección del proceso para que el jurado tomase una decisión respecto al grado de culpabilidad del acusado, pero era la propia víctima quien debía buscarlo e incluso ejecutar la sentencia. En otras palabras, no había un poder público que pudiese limitar la venganza personal.
El Imperio romano no era un Estado sino que el dominio estaba en manos de los clanes; cada jefe ofrecía protección a quienes lo siguieran. En cada región, además, había diferentes jurisprudencias, y en esto consistía el Derecho de aquel entonces.
A lo largo de varios siglos, en Sicilia reinó un sistema feudal basado en la explotación de cientos de campesinos en favor de que unos pocos llevaran una vida acomodada. Se cree que estos factores fueron decisivos para el nacimiento de la mafia. Además, dado que se trataba de una sociedad que concedía los privilegios solamente a los terratenientes adinerados, la delincuencia era la única forma que el resto tenía para aspirar a conseguirlos.
Dado que no había una estructura gubernamental organizada y con la autoridad para proteger a los ciudadanos, éstos se veían forzados a fortalecer los vínculos con sus familias para protegerse. Esto explica que la familia sea tan importante para la mafia.