Masificación es la acción y efecto de masificar. Este verbo refiere a hacer masivo o multitudinario aquello que no lo era. Por ejemplo: «La masificación de Internet ha supuesto una revolución cultural», «Tenemos que trabajar por la masificación del reciclaje para que, entre todos, cuidemos al planeta», «Este gobierno no ha hecho nada para impedir la masificación del delito».
La noción de masificación está asociada a la idea de masas, el sujeto colectivo cuyos integrantes comparten ciertos comportamientos sociales o culturales. Cuando las masas adoptan determinada conducta, ésta se masifica (se vuelve masiva), y dicho proceso de crecimiento se conoce como masificación.
Retomando el ejemplo de Internet, esta red tecnológica se remonta a 1969, año en el cual fue desarrollada por el Departamento de Defensa de los Estados Unidos. Por entonces, y hasta la década de 1990, Internet no fue un servicio masivo, sino de uso restringido. Podría decirse que la masificación de Internet tuvo lugar en la última década, cuando personas de todo el mundo y de distintos sectores sociales comenzaron a aprovechar sus beneficios a diario.
Proceso de masificación
En la actualidad es posible advertir ciertas tendencias que se encuentran en proceso de masificación. El trabajo a distancia o teletrabajo es una de ellas, ya que cada vez más gente se desempeña laboralmente desde su domicilio, sin asistir diariamente a una oficina o a una fábrica.
La masificación se entiende como un proceso ya que es difícil o subjetivo determinar cuándo una tendencia se vuelve efectivamente masiva. No puede decirse, por ejemplo, cuál fue el momento exacto en que Internet se transformó en una herramienta de masas.
El concepto de masificación tiene varias aplicaciones y puede ser estudiado desde distintos puntos de vista, por lo cual no es difícil advertir ciertas ventajas y desventajas que se desprenden de este fenómeno inevitable para nuestra especie. Cuando tiene lugar dentro de los límites de la industria y permite que un producto o servicio llegue a millones de usuarios de forma persistente, con un ritmo de demanda que no decae considerablemente, generalmente puede decirse que se trata de un suceso positivo para la economía; pero esto depende de cada caso en particular.
El caso del tabaco
La masificación del tabaco, por ejemplo, no puede considerarse algo digno de ser celebrado, aunque haya enriquecido a muchas personas y abierto millones de puestos de trabajo, ya que atenta contra la salud de gran parte de la población y colabora con la contaminación del ambiente.
Como si esto fuera poco, su inmensa popularidad obliga a muchos comerciantes a incluirlo entre sus artículos si quieren que sus negocios tengan futuro, ya que un gran porcentaje de los consumidores son fumadores.
Es importante entender que la masificación en sí misma no puede ser valorada, aislándola del objeto que se vuelve masivo. Por otro lado, es probable que en todos los casos existan puntos positivos y negativos, conformando el necesario equilibrio de la realidad tal y como la conocemos.
La masificación de la TV
La televisión, en tanto, es un medio de comunicación masivo que no es necesariamente negativo o positivo para quienes lo consumen, sino que el efecto que en ellos cause depende de tres factores fundamentales: qué tipo de programación miren, durante cuántas horas y con qué propósito.
Mirar programas educativos, películas y comedias para entretenerse unas pocas horas al día, sin que se convierta en una rutina sino haciéndolo espontáneamente en momentos de descanso, es perfectamente aceptable. Sin embargo, pasarse varias horas al día frente al televisor, mirando cuanto programa se emita, sin realizar una actividad física suficiente para mantener en correcto funcionamiento el organismo, puede convertirse en el origen de una serie de problemas de salud, tanto física como mental.