Una medición es el resultado de la acción de medir. Este verbo, con origen en el término latino metiri, se refiere a la comparación que se establece entre una cierta cantidad y su correspondiente unidad para determinar cuántas veces dicha unidad se encuentra contenida en la cantidad en cuestión.
Por ejemplo: «De acuerdo a la última medición, el pino que se encuentra junto al lago ya mide más de treinta metros», «Antes de comprar el sillón, tenemos que realizar la medición del espacio disponible», «La final del torneo fue seguida por TV por más de veinte millones de espectadores, según una medición de los organizadores».
Qué es una medición
La medición, en definitiva, consiste en determinar qué proporción existe entre una dimensión de algún objeto y una cierta unidad de medida. Para que esto sea posible, el tamaño de lo medido y la unidad escogida tienen que compartir una misma magnitud.
La unidad de medida, por otra parte, es el patrón que se emplea para concretar la medición. Es imprescindible que cumpla con tres condiciones: la inalterabilidad (la unidad no debe modificarse con el tiempo ni de acuerdo al sujeto que lleva a cabo la medición), la universalidad (tiene que poder usarse en cualquier país) y la facilidad de reproducción. Cabe destacar que es muy difícil realizar una medición exacta, ya que los instrumentos usados pueden tener falencias o se pueden cometer errores durante la tarea.
El término en la música
En la música, se suele repetir el término La 440 o tono de concierto. Esto representa la estandarización de la cantidad de vibraciones por segundo que tiene una determinada nota, el La central del piano, y permite una coherencia en la afinación de todos los instrumentos.
La unidad utilizada es Hz y para la medición se suele utilizar un diapasón, compañero inseparable de cantantes de ópera y coreutas.
Medición de sismos
Países como Japón, donde ocurren terremotos todos los años, invierten millones en mejorar las técnicas de detección de sismos. Siendo que no existe forma alguna de detenerlos, la única esperanza de quienes los sufren es adelantarse a los temblores con el tiempo suficiente para la inevitable evacuación. Los aspectos que se pueden medir de un terremoto son su magnitud y su intensidad, para lo cual se utilizan diversas escalas. Las más conocidas son la de Richter, que se enfoca en la causa, y la de Mercalli, que observa el efecto.
La escala de Richter o de magnitud local, permite conocer la energía que se libera en el foco del terremoto, el lugar en que se origina la fractura de las rocas y que luego se extiende a través de las ondas sísmicas. Su cálculo se basa en una expresión logarítmica que ofrece como resultado valores que van aumentando de manera tal que cada unidad represente una magnitud 10 veces más fuerte que la anterior. El grado más alto jamás registrado pertenece a un terremoto ocurrido en Chile en el año 1960, con un valor de 9.5 Richter.
Si bien la magnitud tiene un valor único, la intensidad varía a lo largo del diámetro que alcance el sismo. Para esta medición se utiliza la escala de Mercalli, y su aplicación varía de acuerdo a la gravedad del terremoto. Básicamente, se observan los efectos en un sitio determinado de la superficie terrestre y se les asigna un grado que va desde el I hasta el XII, en números romanos. La percepción de la intensidad de un sismo es personal y varía de acuerdo al lugar en que se encuentre la persona a la hora de la apreciación, a la altura, al tipo de edificación y de suelo, entre otros aspectos. Gracias a esta medición, es posible mejorar las estrategias de protección de los ciudadanos ante este tipo de catástrofes.