El monoteísmo es la creencia que postula la existencia de un único dios. El cristianismo, el judaísmo y el islam son algunas de las religiones monoteístas con mayor cantidad de fieles.
Para el monoteísmo, hay un solo dios que es el creador del universo. Este Dios es todopoderoso y eterno. Para el politeísmo, en cambio, existen varios dioses, cada uno con distintas atribuciones y facultades. El ateísmo, en tanto, niega la existencia de todo dios.
Por lo tanto, los ateos no creen en dioses, los monoteístas creen en un solo dios y los politeístas, en más de un dios. El monoteísmo y el politeísmo, a su vez, se enmarcan en sistemas religiosos concretos con doctrinas y dogmas específicos.
La veneración simultánea de diferentes divinidades era una característica de las sociedades primitivas vinculada a las supersticiones. Con el tiempo, el ser humano fue volcándose en general al monoteísmo, apareciendo la figura de dioses con nombres e imágenes particulares sobre los cuales se erigieron cultos.
Tomemos el caso del cristianismo. De acuerdo a esta religión, hay un Dios que tiene presencia como tres personas distintas: es Padre, Hijo y Espíritu Santo. Esta Trinidad muchas veces genera polémica ya que hay corrientes que sostienen que el monoteísmo cristiano, en realidad, no es tal.
En este punto debemos mencionar la doctrina conocida con el nombre de unicidad de Dios, según la cual no deberíamos creer en la Santísima Trinidad como seres independientes, sino en tres manifestaciones de un solo Yahveh. Una de las ramas del pentacostalismo moderno, el unicitario, practica precisamente esta doctrina y sus seguidores bautizan a sus niños solamente en el nombre de Jesús, dejando a un costado al Padre y al Espíritu Santo.
El Dios cristiano es omnipotente, omnisciente, omnipresente y omnibenevolente. Esto quiere decir que este monoteísmo contempla una divinidad que tiene el poder absoluto, conoce todo, está presente en todas partes simultáneamente y es puro amor. Es interesante señalar que estas características dan lugar a diversas paradojas lógicas.
Si nos enfocamos en el judaísmo, también contempla la existencia de un solo Dios, quien gobierna de forma absoluta y justa. Así como el cristiano, se caracteriza por la sabiduría, la presencia y el amor infinitos. Además de la creación del Universo mismo, se le adjudica haber escogido al pueblo judío para presentarle los preceptos que se incluyen en los Diez Mandamientos y los textos que encontramos en la Torá, la ley y la base de la identidad de los judíos.
Uno de los signos más evidentes de la visión monoteísta que tiene el judaísmo se puede apreciar en una de sus plegarias, que dice así: «Oye, Israel, el Señor es nuestro Dios, el Señor es Uno». Se encuentra en el libro número cinco de la Torá, que resulta ser el último. A lo largo del día, los fieles deben recitarla dos veces, tanto por la mañana como por la noche.
Otra religión que defiende el monoteísmo es el zoroastrismo. También es una filosofía y deriva de una antigua religión que se llamaba mazdeísmo, basada en el legado del profeta Zoroastro. En este caso, el nombre de la divinidad es Ahura Mazda. Además de un ser absoluto y ejemplar, se lo considera un amigo cercano de las personas, a quienes acompaña sin excepción en su batalla contra el mal.
El islam también reconoce la existencia de un solo Dios, Alá, y es el único a quien adoran sus fieles, por medio de actos o palabras que lo complazcan. Puede tratarse de la sinceridad, el amor, la protección o la esperanza, entre otras acciones internas, o de la oración, el ayuno y la profesión de fe, entre las externas.