El término morbo, que proviene del vocablo latino morbus, tiene varias acepciones. La primera de ellas que menciona la Real Academia Española (RAE) en su diccionario refiere a una enfermedad.
El morbo, en este marco, se asocia a un problema de salud. Puede tratarse de diferentes tipos de inconvenientes que afectan el bienestar de la persona.
El morbo como atracción enfermiza
También se llama morbo a una atracción enfermiza por elementos, situaciones o individuos. Se trata de una conducta que resulta opuesta a una fobia: el morbo implica un interés obsesivo, mientras que la fobia supone una aversión.
En este punto podemos detenernos para recordar una vez más cuán diversas pueden ser las personalidades: mientras que unas se desarrollan en el sentido de la repugnancia por ciertos estímulos, otras se sienten atraídas por ellos y los persiguen sin descanso para sentir placer. Esto nos lleva a reflexionar acerca de los límites del morbo, para saber a partir de qué punto deja de ser una cuestión de gustos y se convierte en un problema, tanto para el individuo como para quienes lo rodean.
La mirada de la psicología
En el ámbito de la psicología, el morbo se vincula a las filias o, en el plano sexual, a las parafilias. Los diversos tipos de fetichismo pueden considerarse morbosos, como la podofilia (el interés sexual en los pies), el voyerismo (la excitación a partir de la observación) y el exhibicionismo (obtener placer al mostrarse desnudo en público).
En el párrafo anterior tenemos tres ejemplos que nos sirven para continuar con el planteamiento de los límites del morbo: los intereses sexuales que puedan satisfacerse en la intimidad con absoluto consenso de todas las partes involucradas no deberían considerase negativos, ya que no perjudican a nadie. Sin embargo, el caso del exhibicionismo sí puede convertirse en algo peligroso, en especial si el sujeto se muestra frente a personas menores de edad.
La sociedad reacciona con rechazo ante cualquier costumbre o actitud que se encuentren fuera de la norma, sean positivas o negativas. Por ello debemos hacer el esfuerzo de detenernos a pensar antes de juzgar a los demás. Sin embargo, ciertas prácticas son fácilmente condenables porque afectan el desarrollo psicológico de la comunidad de acuerdo con las reglas establecidas, tal como sucede con el exhibicionismo que tiene como víctima a un niño. Si bien el cuerpo humano no debería ser motivo de vergüenza, la desnudez y las funciones sexuales son temas que debe tratar cada familia con sus hijos, para enseñarles a relacionarse con ellos de una forma sana y gradual.
El morbo y lo tenebroso o sangriento
Se menciona como morbo, por otra parte, a la atracción hacia los hechos y los sucesos desagradables, sangrientos, violentos, tenebrosos, etc. Tomemos el caso de los accidentes que se producen en la vía pública. Si un automóvil atropella y mata a un peatón, es probable que muchos curiosos se acerquen para ver el cadáver. El morbo lleva a que la gente rodee los restos de la víctima simplemente para observar cómo quedó tras el impacto.
Este fenómenos es común en todo el mundo, y deja salir lo peor de nosotros. En la actualidad, se ve acentuado por el hecho de que todos tengamos una cámara a nuestra disposición en todo momento. Cuesta creer que alguien saque su teléfono del bolsillo y comience a filmar o fotografiar a la víctima de un accidente, en lugar de intentar ayudar o de respetar su memoria; sin embargo, es la realidad más común.
Cabe mencionar que hay quienes se sienten atraídos por el sufrimiento ajeno. Por eso, aprovechando ese morbo, existen programas de TV que giran en torno a mostrar tragedias, presentando a hombres y mujeres que exponen su dolor ante las cámaras.