La etimología de mórula nos remite al latín científico morula, a su vez derivado del latín morum. Este vocablo hace referencia a una «mora».
El concepto se emplea en el terreno de la biología para aludir a la etapa del desarrollo de un embrión que sigue a la segmentación del cigoto y que antecede a la blástula. El término está vinculado a la apariencia del conjunto de células, similar a la de una mora.
Origen de la mórula
Es importante recordar que, en la reproducción sexual de un organismo, el cigoto o huevo surge a partir de la unión del gameto femenino (el óvulo) y el gameto masculino (el espermatozoide). Esta unión lleva a la fusión de los núcleos, haciendo que el cigoto cuente con dos juegos completos de cromosomas, cada uno correspondiente a un gameto.
A medida que avanza el desarrollo, el cigoto atraviesa una segmentación que implica varias divisiones celulares. La primera fase de este proceso hace que las células resultantes de la división, conocidas como blastómeros, formen la mórula.
Sus características
Por lo tanto, puede decirse que la mórula es una masa de células que se genera a partir de la segmentación del cigoto. La mórula se produce entre dos y cuatro días después del comienzo de la segmentación celular y suele constituirse con la unión de entre doce y dieciséis células.
En la mórula, la totalidad de las células en replicación presentan el mismo tamaño e idéntica forma. En este estadio todavía no existe una distinción de los órganos.
Una vez constituida la mórula, el desarrollo embrionario continúa hasta la formación de la blástula, que ya tiene más de sesenta y cuatro células. Luego el embrión alcanza el estadio de gástrula y más adelante, el de néurula.
La tercera semana del embarazo
Veamos este concepto desde el punto de vista de un embarazo, de la formación de un bebé en el vientre de su madre. Debemos recordar que durante la tercera semana, la madre aún no tiene sensaciones relacionadas con el desarrollo de su hijo, aunque el proceso ya se encuentre en marcha sin descanso. La mencionada división celular tiene lugar en el óvulo, aproximadamente treinta horas después de su fecundación, comenzando por dos partes, siguiendo por cuatro, ocho, y así sucesivamente, mientras se mueve a través de la trompa de Falopio en su viaje hacia el útero.
Y es allí, en el útero, donde este conjunto de células se aprecia como una bola de escaso tamaño que los científicos llaman «mórula». Más adelante, ésta se vuelve hueca y su interior recibe una cierta cantidad de líquido. En esta instancia, dejamos de hablar de «mórula» para pasar a «blastocito». Cuando llega el final de la tercera semana, el blastocito se pega a la pared del útero, la que se conoce por el nombre de «endometrio», en un proceso que se llama «implantación». Se trata de una conexión fundamental, porque de allí surgen los nutrientes que necesita el embrión para desarrollarse y también cumple la función de eliminar los deshechos.
Es importante señalar que la mórula no siempre consigue anidar en la cavidad del útero, sino que su camino puede verse interrumpido por diferentes obstáculos. Tal es el caso de las trompas maternas, las malformaciones en el propio útero o incluso la acción contraproducente de las hormonas sexuales, que pueden llegar a interrumpir la gestación. Son muchos los embarazos que fracasan en esta fase; una de las causas comunes es la incorrecta implantación del embrión, que puede darse fuera del útero.