Mucílago, término también aceptado por la Real Academia Española (RAE) como mucilago, proviene del latín tardío mucilāgo (traducible como “mucosidad”). El mucílago es un fluido de consistencia viscosa que se encuentra en determinadas partes de algunas plantas.
Sustancia útil para las plantas
Originado a partir de la degradación de la calosa, la celulosa y otras sustancias, el mucílago puede hallarse en raíces o semillas, por mencionar dos posibilidades. Hay vegetales que producen naturalmente esta solución que, por su contenido, puede aportar beneficios a la salud de los seres humanos.
En una planta, el mucílago puede desarrollar distintas funciones. En algunos casos, contribuye a que la semilla germine: cuando el mucílago se encuentra con el agua, su volumen crece y protege la semilla en forma de una capa húmeda a su alrededor para promover la germinación.
También podemos decir que el mucílago le ofrece a la planta una protección contra las heridas. En el proceso de dispersión, mediante el cual las semillas se alejan de su planta para desarrollarse en un sitio donde no tengan que competir con ella por los recursos naturales, esta sustancia sirve para que se enganche al dispersor (el agente que la transporta).
Por otro lado tenemos el caso de plantas como la consuelda, cuya raíz usa el mucílago para facilitar su introducción en el suelo. Por último, el mucílago puede ser una excelente herramienta para capturar a las presas en las plantas carnívoras; un ejemplo muy común es la drosera, la cual se conoce en el habla cotidiana como atrapamoscas.
Alimentos y beneficios
Aunque no siempre seamos conscientes de ello, el mucílago está presente en diversos alimentos cotidianos. Entre ellos podemos mencionar los higos, las legumbres (okras, fenogreco y judías verdes), los líquenes (musgo de Irlanda y líquen de Islandia), las semillas (linaza y chía), las algas (agar-agar) y diversas plantas (verdolaga, borraja, malvavisco, violeta, caléndula, nopal, malva e hibisco).
A grandes rasgos, los mucílagos nos ofrecen un gran número de beneficios para el cuidado de la salud, que la medicina natural aprovecha con diversos propósitos, como ser prevenir el estreñimiento, reducir el colesterol, promover el cuidado de la boca y tratar enfermedades como el cáncer y la diabetes. Además de todo esto, tiene efectos prebióticos, o sea que promueven el desarrollo de las bacterias sanas de nuestro intestino.
Centrándonos específicamente en la reducción del colesterol, los productos más recomendados son las fibras solubles mucilaginosas, ya que impiden que el colesterol intestinal que produce la bilis para digerir los alimentos vuelva a ser absorbida. No olvidemos que esto también disminuye el riesgo de padecer accidentes cardiovasculares, de manera que no debemos tomarlo a la ligera.
Hablando de sus propiedades demulcentes, que también se pueden denominar emolientes, los mucílagos actúan ablandando, suavizando y desinflamando las mucosas. Dado que pueden proteger las mucosas internas, se recomiendan para tratar ciertas irritaciones, como la gastritis, la indigestión y la acidez estomacal, y también para curar la tos (incluyendo la seca), aliviar el dolor de garganta, combatir resfríos y calmar la irritación.
Preparado acuoso
También se conoce como mucílago a la preparación que se realiza al disolver una materia gomosa en agua. Esta solución acuosa se emplea para incrementar la viscosidad de determinados productos y para lograr la suspensión de sustancias que son insolubles.
Los mucílagos pueden emplearse como excipiente en medicamentos, por ejemplo. Esto se debe a que permiten lograr la biodisponibilidad necesaria del principio activo del fármaco. Cabe destacar que la idea de biodisponibilidad alude a la velocidad y la fracción con la cual la dosis de un fármaco llega a su diana terapéutica (el sitio del organismo donde desarrolla su acción).