El vocablo latino nescius llegó al castellano como necio. Así se califica al individuo ignorante que no tiene conocimiento de aquello que debería o podría saber.
Necio también alude al sujeto que carece de razón o inteligencia y a aquel que se muestra porfiado u obstinado en sus dichos y acciones. Cabe destacar que el término puede emplearse como adjetivo o como sustantivo.
Por ejemplo: «No trates de hacerle entender algo a un necio que no está dispuesto a escucharte», «Eres un necio, si sigues actuando de esa forma te quedarás solo», «No soy necio, siempre estoy dispuesto a cambiar cuando los hechos me demuestran que estoy equivocado».
Por lo general el concepto se usa con referencia a quien es terco o testarudo y, por ese motivo, persiste en sus errores. El necio no tiene intención de observar o analizar las consecuencias de sus actos; tampoco reflexiona sobre el modo en el cual la realidad incide en sus planes o en sus decisiones.
Supongamos que un hombre, a pesar de los consejos de sus familiares y amigos, decide invertir todos sus ahorros en un proyecto comercial de éxito improbable. A medida que pasan los meses, el negocio no deja de dar pérdidas: esta persona, sin embargo, pide varios préstamos para seguir apostando por el emprendimiento. Sus seres queridos le insisten en que está teniendo una visión equivocada y le advierten que está poniendo en riesgo su situación económica, pero él no los escucha. Finalmente, por necio, termina en la bancarrota. Si hubiera escuchado a quienes lo rodeaban, este hombre no estaría atravesando una situación tan grave.
Dicho todo esto, podemos echar un vistazo a una lista de sinónimos del término necio, que nos sirven para reemplazarlo en un texto extenso para evitar la repetición. Algunos de los que aparecen a continuación son más fuertes que otros, y se usan como insultos, mientras que otros tienen un significado menos amplio: imbécil, tonto, bobo, idiota, zoquete, estúpido, ceporro, burro, mentecato, memo, inepto, zopenco, ignorante, palurdo y majadero. Con respecto a los antónimos, podemos mencionar los siguientes cuatro: inteligente, culto, sabio y listo.
Entre los sinónimos recién listados, notamos que varios de ellos se enfocan en la inteligencia, tan sólo uno de los aspectos que «critica», por así decirlo, la palabra necio. No olvidemos que la inteligencia es «la capacidad de comprender, de resolver problemas», y en este caso también se deben conjugar la obstinación por ejemplo, que se define como «la insistencia absurda en una decisión o acción».
Al tildar a alguien de necio, por lo tanto, nos quejamos de su falta de voluntad, quizás, a la hora de analizar una o más alternativas a sus propias decisiones. En un primer momento, sus ideas no tienen por qué ser negativas o poco creativas, sino que recién cuando un tercero las oye descubre que no le conviene llevarlas adelante y es entonces cuando su necedad se interpone e impide que los consejos del otro lo ayuden a mejorar.
Retomando el ejemplo del emprendimiento en el que el hombre invierte su dinero, bien podría tratarse de un plan atractivo, que en algún momento hubiese dado frutos pero que en la actualidad ya no sea conveniente, por diferentes motivos. La falta de inteligencia del sujeto, por lo tanto, no se advierte necesariamente en el momento de haber decidido apostar por él, sino cuando rechaza la ayuda de su entorno a pesar de le explique con sobradas razones que el riesgo es demasiado alto.
Si tan sólo nos quedásemos con el significado que pueden aportar palabras como tonto o idiota, el emprendimiento podría consistir en tirar su dinero en una fuente de agua y pedir un deseo.
