Oliguria es una noción que se utiliza en la medicina para nombrar a una deficiencia en la diuresis. Este último concepto (diuresis), por su parte, se refiere a la generación y/o expulsión del orín.
El orín, también llamado orina, es aquel líquido que producen los riñones, se almacena en la vejiga urinaria y es eliminado del cuerpo vía la uretra, en una acción que se conoce como micción.
A través de la orina, una persona elimina de su organismo diversos residuos y sustancias cuya excreción es necesaria para conservar un buen estado de salud. Se estima que cada individuo elimina, en condiciones normales, unos 1,4 litros de orín diarios.
Causas de la oliguria
Cuando dicha producción se halla por debajo de dicho valor, la persona sufre de oliguria, también conocida con el nombre de disminución del gasto urinario. Este trastorno puede generarse por diversas causas:
- Deshidratación por no beber suficiente agua o por presentar un cuadro de fiebre, diarrea o vómitos.
- Obstrucción absoluta de las vías urinarias, como consecuencia de un incremento en el tamaño de la próstata (el fenómeno conocido como agrandamiento de próstata, hipertrofia o hiperplasia prostática benigna, suele darse en casi todos los hombres cuando llegan a la vejez).
- El uso de medicamentos tales como diuréticos, anticolinérgicos o ciertos antibióticos.
Por otro lado, existen ciertas causas poco comunes que también han sido identificadas en relación a la aparición de oliguria, como la pérdida de sangre o cualquier tipo de afección que provoque un shock (cuando el cuerpo no recibe el flujo de sangre necesario para su correcto funcionamiento, con la consiguiente falta de oxígeno para las células y los órganos).
Clasificación según el tipo
Desde un punto de vista funcional, los mecanismos que producen la oliguria se agrupan en las siguientes categorías:
- Prerrenal: como consecuencia de un shock del riñón, el cual puede surgir de la deshidratación por falta de consumo de líquido, sepsis, hemorragia masiva o diarrea.
- Renal: a causa de algún daño en el riñón, como shock, efectos adversos de ciertos medicamentos o rabdomiólisis.
- Postrenal: surge ante la obstrucción del flujo urinario, tal y como sucede con el agrandamiento de próstata o ante la presencia de hematomas.
Diagnóstico y tratamiento de la oliguria
Una tomografía o una ecografía del abdomen, un análisis de sangre o un examen de orina son algunos de los estudios que ayudan a determinar por qué pudo haberse producido la oliguria.
Una vez descubierto el origen de la oliguria, el médico decidirá cuál es el mejor tratamiento para el inconveniente. Es importante asegurarse de beber la cantidad de agua recomendada por el médico. El profesional puede suministrar algún fármaco o insertar un catéter, por ejemplo, y también indicar que el paciente mida la cantidad de orín que expulsa al día.
Si la oliguria se agrava, el paciente sufrirá de anuria (la ausencia de la expulsión del orín). Cuando la excreción no llega a los cincuenta mililitros diarios, se alcanza el nivel que permite diagnosticar la anuria, que suele estar acompañada por vómitos, náuseas y otros trastornos.
Cabe mencionar que los casos más graves de oliguria pueden ser mortales, especialmente si no se revierten con la atención médica adecuada. Por esta razón es importante consultar con un médico ante la primera sospecha de estar produciendo menos orín de lo normal al día.
Algunos de los datos que el médico suele requerir a los pacientes que padecen o creen padecer oliguria son los siguientes: la fecha aproximada en que el problema comenzó y si ha evolucionado desde entonces; la cantidad de agua que beben por día; cualquier particularidad relacionada con el color del orín; o si han sufrido de problemas de la vejiga o el riñón.