Padecimiento es la acción de padecer o sufrir una enfermedad o un daño. Quien padece sufre algo nocivo o desventajoso en su cuerpo o espíritu.
Por ejemplo: “Quiero dejar atrás el padecimiento y volver a disfrutar de la vida”, “Te aseguro que el culpable va a sufrir un gran padecimiento”, “Tras ocho meses de padecimiento, el médico me dio el alta”, “¿Cuándo terminará este padecimiento cruel e inhumano?”.
El padecimiento como enfermedad
El concepto puede utilizarse como sinónimo de enfermedad (un proceso y status causado por una afección que modifica el estado ontológico de salud): “El paciente falleció el pasado sábado a causa de un penoso padecimiento”, “Este es un padecimiento que avanza de manera silenciosa y que resulta muy difícil de curar”, “Hace dos semanas que no voy a trabajar por un padecimiento en la vista”.
En este sentido, hablar de padecimientos del corazón es mencionar las enfermedades cardíacas, al igual que los padecimientos gástricos indican las afecciones del aparato digestivo.
Un dolor emocional
Otro uso de la noción está vinculado a todo aquello que causa un dolor sentimental o emocional. Los padecimientos son sufrimientos, momentos tristes o angustias que experimenta un sujeto: “El proceso de divorcio fue un verdadero padecimiento, pero ya estoy mejor”, “Viví muchos padecimientos a su lado, aunque predominan los buenos momentos”, “Completar tantos trámites fue un padecimiento”.
En general, padecimiento se utiliza para hacer referencia a algo transitorio que, en apariencia, puede desaparecer en el corto plazo. Cabe mencionar que suele tener una connotación más leve que otros términos, como sufrimiento.
Padecimiento nervioso
Se dice que alguien padece de los nervios cuando sufre alguna enfermedad con síntomas tales como angustia, intranquilidad, depresión, pesimismo, dolor de cabeza, ideas que lo perturban y le quitan la paz, tristeza y un gran número de cuadros que se relacionan con la inestabilidad emocional. Entre las principales causas de tal trastorno se encuentra la mala alimentación.
Algunos de los consejos que generalmente se les da a quienes atraviesan por este tipo de padecimiento son los siguientes:
- No preocuparse por asuntos que no pueden resolverse o cuya solución se encuentre fuera de su alcance. En su lugar, es preferible prestar atención a aquellas cosas que sí pueden controlar, para evitar la constante frustración.
- Realizar algún tipo de ejercicio físico, ya que sus ventajas incluyen una mejora del funcionamiento de nuestro organismo, un importante aumento del ánimo al sentirnos más fuertes y atractivos, y una descarga de energía negativa que nos permite relajarnos en los momentos de más tensión.
- Similar al punto anterior, se suele indicar la práctica de yoga o meditación.
- Cuando los problemas nerviosos tienen su origen en cuestiones económicas, es indispensable reorganizar la propia economía, jerarquizando los gastos para poder eliminar los innecesarios y planteándose la posibilidad de cambiar de trabajo. No se debe temer los cambios rotundos, dado que en muchos casos resultan muy beneficiosos.
- Cambiar de rutina también ayuda a relajarse y recuperar energía. Esto no quiere decir que sea necesario hacer borrón y cuenta nueva, pero una serie de modificaciones, especialmente si presentan nuevos desafíos, son ideales para volver a sentirse fuertes y con deseos de seguir adelante.
- Desprenderse de la idea de que todo depende de ellos. Para ciertas personas es muy difícil comprender que deben respetarse y cuidarse a sí mismas antes que a los demás, pero esto las conduce a un estado de saturación del cual solo se puede salir frenando drásticamente y reestructurando sus relaciones.
- Llevar una dieta basada en verduras y frutas, la mejor fuente de nutrientes para nuestro organismo, que nos evita una serie de productos químicos destructivos y nos acerca a la Tierra.
- Beber una buena cantidad de agua al día.