Un pararrayos, también nombrado como pararrayo, es un dispositivo que se emplea como mecanismo de seguridad para proteger a las construcciones y las embarcaciones de las consecuencias de la electricidad de las nubes. Estos artefactos se componen de varillas de hierro que terminan en punta y que están vinculadas a la tierra y entre sí mediante conductores metálicos.
Los pararrayos se encargan de atraer los rayos. Así, gracias a su diseño, logran conducir la descarga eléctrica hacia la tierra, evitando que las personas y los edificios sufran daños.
La invención del pararrayos se le atribuye al científico estadounidense Benjamin Franklin. Fue él quien postuló que las tormentas constituyen un fenómeno eléctrico y, en este marco, ideó estos elementos que atraen la descarga para conducirla a tierra.
En concreto, fue en el año 1752 cuando el mencionado científico e inventor dio forma a ese dispositivo. De ahí que el primer pararrayos que se creó fue conocido por el nombre de pararrayos Franklin.
No obstante, hay que reconocer que fue Nikola Tesla el que dio determinados pasos para que ese pararrayos original se transformara en otros más avanzados y que son más habituales hoy, aunque el diseñado por Franklin sigue utilizándose.
En concreto, fue en el año 1918 cuando consiguió perfeccionar muchísimo ese invento, le realizó diferentes cambios y dio forma a lo que se conoce como pararrayos de punta de captación con base amplia. Tras ese se produjeron más modernizaciones del citado invento.
La estructura de un pararrayos se compone de tres partes: el electrodo que capta la descarga, la puesta a tierra y el conductor que lleva la corriente desde el electrodo hasta la toma de tierra. Por lo general al elemento captador de la descarga se lo nombra específicamente como pararrayos.
No podemos pasar por alto tampoco que existen otros tipos de pararrayos. Este sería el caso, por ejemplo, del pararrayos desionizador de carga electrostática, el pararrayos compensador múltiple de campo o el llamado pararrayos con dispositivo de cebado.
La inclusión de pararrayos en los edificios es muy importante por el potencial destructivo que tienen los rayos. La descarga puede electrocutar a un ser humano, provocándole un paro cardiorrespiratorio, por ejemplo. También puede afectar a una edificación y causar incendios.
Cuando se instala un pararrayos en lo más alto de una construcción, este objeto capta la descarga eléctrica y la canaliza hacia un sistema de puesta a tierra. Allí la descarga del rayo termina disipándose sin causar daños.
Asimismo, es interesante que sepas que, en la actualidad, los pararrayos suelen cubrir una distancia de unos 200 metros de diámetro. Y para ello es necesario que se encuentren instalados en torres o columnas de unos 15 metros, aproximadamente.
A la hora de instalar un pararrayos es necesario determinar el tipo de pararrayos que se va a colocar. Y es que ese factor determinará que la compra y la instalación del mismo tendrá un precio menor o mayor. En concreto, actualmente se estipula que el coste de ello puede oscilar entre los 5.000 y los 7.000 euros, más o menos.