Peatón es un término cuyo origen etimológico nos lleva a piéton, un vocablo francés. Un peatón es un individuo que se desplaza a pie por un espacio público al aire libre, es decir, que no utiliza ninguna clase de vehículo.
Por ejemplo: «Este camino es de uso exclusivo para peatones», «El accidente dejó como saldo a un peatón herido», «Necesitamos que haya más peatones en las calles y menos automóviles: así habrá menos contaminación«.
Cuando se trata de una infraestructura cerrada como un centro comercial o un pabellón deportivo, no suele calificarse a quienes la recorren como peatones, ya que no son espacios aptos para la circulación de vehículos (y, por lo tanto, todos en su interior son peatones).
Los peatones en las ciudades modernas
La caminata es el desplazamiento más sostenible: es gratuito y no provoca emisiones contaminantes. El peatón, por otra parte, cuida su salud y mejora su estado físico al caminar.
Pese a estas cuestiones, las ciudades modernas no suelen proteger a los peatones ni fomentar las caminatas. Las calles peatonales son pocas en comparación a aquellas diseñadas para los vehículos a motor.
Cabe mencionar que las calles peatonales no sólo fomentan el ejercicio físico sino que también brindan un espacio para las reuniones de amigos y familiares que deseen pasar un rato tranquilos, paseando al aire libre y observando su entorno a un ritmo menos frenético que el característico de la vida moderna.
Uso de vehículos motorizados
La sociedad moderna depende a tal punto de los vehículos motorizados que en muchos casos no contempla la posibilidad de caminar siquiera doscientos metros, sino que recurre a su coche o al medio de transporte público más conveniente, aunque esto multiplique considerablemente el tiempo del viaje.
Para contrastar los intentos de los gobiernos por fomentar el ejercicio y reducir la cantidad de vehículos en las calles, ocurre muchas veces que en grandes espacios públicos tales como centros comerciales no existen sitios para aparcar bicicletas o, algo aún más difícil de entender, accesos peatonales; esto prueba que a la hora de diseñar los planos de dichos edificios se consideró que nadie accedería a ellos a pie, o bien que el número de peatones sería tan reducido que no valía la pena tomarlos en cuenta.
Hay que destacar, de todas maneras, que el peatón sólo puede recorrer distancias cortas y a poca velocidad, a diferencia de quien se moviliza en un medio de transporte. El peatón tampoco puede cargar mucho peso. Por eso, lo habitual es que nadie sea peatón en todos los traslados que realiza habitualmente, sino que la caminata suele complementarse con viajes en algún tipo de vehículo (ya sea un coche particular, un colectivo o autobús, un tren, etc.).
Derechos del peatón
Dependiendo de la legislación vigente, es sabido que en algunas ciudades el peatón cuenta con una serie de derechos y recibe una consideración por parte del sistema judicial que lo favorece por sobre los conductores en caso de accidente, incluso cuando se trata de situaciones fraudulentas. Esto lleva a muchas personas a tomar la increíble decisión de convertirse en víctimas de atropellos (tomando ciertas medidas para recibir el menor daño posible) y luego llevar a juicio a su supuesto agresor para obtener beneficios económicos.
En este sentido, el peatón ocupa un lugar en la sociedad similar a la mujer: por un lado, existen movimientos para resaltar su importancia, para proteger su figura incluso en detrimento de su «antagonista» (ya sea el hombre o el conductor, respectivamente); pero al mismo tiempo los grandes monstruos (el machismo y la industria automotriz, entre otros) los consideran escollos en su camino y hacen lo posible por quitárselos del medio.