El pensamiento crítico requiere de la autorreflexión.
El pensamiento crítico es el proceso que consiste en analizar y evaluar la consistencia de los razonamientos, en especial aquellas afirmaciones que la sociedad acepta como verdaderas en el contexto de la vida cotidiana.
Dicha evaluación puede realizarse a través de la observación, la experiencia, el razonamiento o el método científico. El pensamiento crítico exige claridad, precisión, equidad y evidencias, ya que intenta evitar las impresiones particulares. En este sentido, se encuentra relacionado al escepticismo y a la detección de falacias. Tenemos que dejar patente que las falacias son el conjunto de mentiras o engaños que alguien realiza, de manera frecuente o no, con el objetivo de conseguir hacer daño a otro individuo.
En cuanto a la etimología de la noción, hay que decir que los términos que la componen tienen diferente origen etimológico: pensamiento procede del verbo latino pensare, que ejerce como sinónimo de “pensar”, mientras que crítico deriva del verbo griego krienin, que puede traducirse como “decidir” o “separar”.
TemasCaracterísticas del pensamiento crítico
Mediante el proceso que implica el pensamiento crítico, se utiliza el conocimiento y la inteligencia para alcanzar una posición razonable y justificada sobre un tema. Entre los pasos a seguir, los especialistas señalan que hay adoptar una actitud que lleve a reconocer y evitar los prejuicios cognitivos; a identificar y caracterizar argumentos; a evaluar las fuentes de información; y, finalmente, a evaluar los argumentos.
Además de todo lo expuesto para conseguir que alguien se convierta en pensador crítico, es importante que el sujeto en cuestión posea o haya adquirido una serie de habilidades fundamentales para el desarrollo de dicho pensamiento. Entre ellas se encuentra, por ejemplo, la capacidad para interpretar tanto ideas como situaciones o datos de diversa índole.
No obstante, no es la única cualidad vital. Asimismo, también debe poseer habilidad tanto para proceder al análisis de lo que tiene ante sí como para evaluar diversos parámetros, entre los que se encuentran las intenciones del autor o fuente pues sólo de esa manera se sabrá si se le otorga o le resta credibilidad.
A las cualidades citadas habría que añadir, de la misma forma, la necesidad de que pueda evaluar y analizar las interferencias que se pueden producir y la habilidad para explicar los argumentos que son fundamentales en sus conclusiones. Y todo ello sin olvidar la propia capacidad del pensador de autoanalizarse y examinarse a sí mismo como un método de enriquecimiento.
Fomentar el pensamiento crítico es clave en la educación.
Más allá de la detección de defectos
Cabe destacar que el pensamiento crítico no implica pensar de forma negativa o con predisposición a encontrar defectos y fallos. Tampoco intenta cambiar la forma de pensar de las personas o reemplazar los sentimientos y emociones.
El objetivo del pensamiento crítico es evitar las presiones sociales que llevan a la estandarización y al conformismo. El pensador crítico busca entender cómo reconocer y mitigar o evitar los distintos engaños a los que es sometido en la cotidianeidad. Por eso desconfía de las fuentes de información como los medios de comunicación, ya que tienden a distorsionar la realidad. La premisa del pensamiento crítico es dudar de todo lo que se lee o escucha para acercarse con mayor precisión a los datos objetivos.
Se necesita agudeza para desarrollar el pensamiento crítico.
Ejemplos de pensamiento crítico
Supongamos que una mujer lee un artículo periodístico donde se elogia el rumbo económico de su país. Esta lectora, en lugar de tomar lo expresado por el periodista como una verdad absoluta, realiza una reflexión sobre la argumentación presentada. En este marco, tiene en cuenta la subjetividad del autor, busca lograr una comprensión cabal de la perspectiva del medio de comunicación, compara lo reflejado en el texto con el contenido de diversas noticias y advierte sobre el sesgo de ciertas afirmaciones. De este modo, su conclusión es que la nota no describe fielmente la realidad, sino que tiene una marcada imparcialidad por la afinidad del periodista con el gobierno, la línea editorial del medio de comunicación y la influencia de intereses corporativos en lo informado. Esta postura es fruto del pensamiento crítico de la mujer.
Tomemos el caso de un joven que está cursando la carrera de Historia en una universidad. Su pensamiento crítico hace que realice cuestionamientos sobre aquello que le transmiten los profesores: intenta lograr su propia interpretación de los acontecimientos, tratando de construir el significado por sí mismo. Su intención es llevar a cabo una validación de los contenidos para así lograr un aprendizaje profundo, evitando memorizar o asimilar de manera directa las enseñanzas de los docentes. Esa autonomía es apreciada por los educadores, que construyen una relación con los alumnos en base al respeto.
Pensemos ahora en las lecciones que un padre transmite a su hijo. La lógica marca que, a una temprana edad, los descendientes aceptan los valores y las explicaciones de sus progenitores sin cuestionarlos ya que hay una idealización de ellos. Con la adolescencia, en cambio, las críticas a los padres (y a las figuras de autoridad en general) se vuelven frecuentes y surge la necesidad de realizar una verificación de las expresiones para luego avanzar en una toma de decisiones ya individual y con un mayor grado de autonomía. Ese proceso de desarrollo del pensamiento crítico propicia el empoderamiento.
