El vocablo latino paenultĭmus llegó al castellano como penúltimo. Así se califica a aquel o aquello que está justo antes del último.
El término es sinónimo de anteúltimo. De este modo, a lo inmediatamente anterior a lo último se lo puede nombrar como penúltimo o anteúltimo.
Por ejemplo: «El atleta húngaro terminó penúltimo», «Este es el penúltimo bombón de la caja», «Pese a sus esfuerzos, el corredor sudafricano no logró salir del penúltimo lugar».
Tomemos el caso de una competición automovilística que se desarrolla con la participación de treinta pilotos. Quien larga en la posición número 29, por lo tanto, empieza la carrera en el penúltimo puesto.
Veamos ahora cómo funciona el draft de la NBA. El draft es un proceso a través del cual los equipos de la liga estadounidense de básquetbol (baloncesto) eligen a jugadores menores de 23 años, asegurándose sus derechos de contratación. La elección se desarrolla en dos rondas, y en cada ronda se seleccionan a treinta jugadores. El joven elegido en el 29° lugar de la primera ronda, en este marco, es el penúltimo basquetbolista escogido en dicha etapa. El seleccionado en el puesto 59°, en tanto, es el penúltimo de la segunda ronda (y del draft en general).
La idea de penúltimo aparece en múltiples ámbitos más allá del deporte. Supongamos que un hombre tiene una lata con galletas de chocolate y cada noche, antes de dormir, come una. Cuando solo le queden dos galletas y elija una de ellas, habrá tomado la penúltima del recipiente. Es decir, únicamente quedará una galleta en la lata (la última).
También existe el término antepenúltimo, que hace referencia al elemento que se encuentra por detrás del penúltimo. Si bien esto puede parecer demasiado preciso, al punto de no ser necesario, en ciertos ámbitos tiene su utilidad. Por ejemplo, en el contexto de un juego de mesa en el cual parte de la mecánica consiste en tomar elementos tales como cartas o fichas de un grupo, saber que quedan muy pocas puede ser importante para tomar una buena decisión estratégica; en este caso, un jugador puede alertar a otro que «esa era la penúltima» o «la antepenúltima».
Por lo general, la idea de último tiene un matiz negativo, ya sea porque haga referencia al puesto más bajo dentro de una competencia o bien porque un recurso está a punto de agotarse. Si nos mantenemos en este punto de vista, el penúltimo elemento es preferible, aunque en una jerarquía siga siendo poco deseado. Por ejemplo, nadie querría salir último o penúltimo en una carrera; sin embargo, penúltimo es siempre mejor.
Claro que fuera de las competiciones y las puntuaciones, la idea de penúltimo puede tener una connotación muy diferente. Como se menciona más arriba, al trabajar con un recurso limitado es necesario establecer ciertas normas para evitar su desperdicio o su uso desmedido; si tenemos que racionar paquetes de alimentos en una cuarentena, por ejemplo, llegar al penúltimo será motivo de alerta para conseguir más.
En otros contextos, podemos usar estos términos para indicar el orden en el que nos encontramos dentro de una fila, por ejemplo, para dar un examen o acceder a un edificio y expresar el cansancio que nos supuso la espera hasta que finalmente nos atendieron. En este aso, encontrarse sobre el final de una lista puede ser negativo o positivo, dependiendo del punto de vista y de las necesidades de cada uno; por ejemplo, a la hora de dar un examen oral, no estar entre los primeros es ideal para aclimatarse a la forma de ser de los profesores y repasar los conceptos que más nos cuesten basados en las preguntas que les hagan a los demás.