El latín es la lengua de la que deriva, etimológicamente hablando, el término permiso que ahora nos ocupa. En concreto, emana de la palabra “permissum”, que puede traducirse como “licencia para hacer algo” y que se encuentra compuesta por dos partes, claramente diferenciadas:
-El prefijo “per-”, que viene a indicar “por completo”.
-El adjetivo “missum”, que es sinónimo de “enviado”.
Se trata de una autorización que se obtiene o se concede para realizar una determinada cosa. Por ejemplo: “¿Podría mostrarme su permiso para permanecer en este sector? Es un área restringida”, “Lo siento, mi papá no me dio permiso para ir a la fiesta”, “El intendente concederá un permiso especial para que los vendedores ambulantes que no están registrados puedan trabajar igual”.
Dentro del ámbito militar es muy frecuente que se recurra al término permiso. En concreto, se emplea para referirse a aquella autorización que le dan, por ejemplo, a un soldado sus superiores para que salga durante unos días fuera del cuartel.
La noción de permiso refiere a una libertad que se le otorga a una persona para desarrollar una actividad o para permanecer o acceder a un lugar. El permiso puede concederse de manera oral (en un ámbito informal) o constituirse como un documento.
No menos importante es el permiso de conducción. Este se refiere al documento oficial que acredita a una persona para que pueda ponerse al volante de un automóvil, furgoneta o cualquier otro tipo de vehículo rodado. En cada país se establecen unos requisitos mínimos para obtener ese certificado en cuanto a edad, por ejemplo. Por supuesto, hay que tener claro que para poder poseerlo, además de cumplir esos criterios, se deben superar dos pruebas: un examen tipo test que es totalmente teórico y las correspondientes prácticas con su examen pertinente.
Asimismo otro de los muchos tipos de permisos que existen es el de maternidad. Este, como su propio nombre indica, es el que se le otorga a cualquier mujer que acaba de dar a luz para que pueda estar al cuidado de su pequeño al tiempo sin asistir a su puesto de trabajo al tiempo que recibe una retribución económica por ello.
Un niño debe pedir permiso a sus padres o tutores legales para realizar ciertas cosas. Si pretende ir a jugar a la casa de un amigo, o invitar a éste a su propio hogar, de este modo, deberá solicitar permiso. De acuerdo a la dinámica familiar, será la madre, el padre u otro adulto quien se encargue de avalar o de rechazar el pedido.
En un ámbito legal o administrativo, los permisos suelen presentarse como documentación. Las autoridades de una ciudad pueden decretar que, para estacionar un vehículo en ciertas calles, hay que contar con un permiso. De esta manera, todo aquel que pretenda hacer uso de ese espacio público para el estacionamiento de su coche tendrá que pedir el permiso correspondiente (que puede ser un papel que hay que llevar en el automóvil, una calcomanía que se adhiere al parabrisas, etc.).