El origen del término pijama es bastante complicado, ya que entran en juego un sinfín de idiomas. Así, el castellano lo tomó del inglés “pygamas” y esta lengua hizo lo propio del indostaní “paegama”, que venía a ser un pantalón suelto y holgado que usaban los mahometanos. No obstante, esta palabra a su vez deriva del persa “paeyamah”, que es fruto de la suma de dos partes diferenciadas: “pae”, que significa “pierna”, y “yamah”, que es equivalente a “vestido”.
El pijama, también conocido como piyama, es por tanto aquella ropa que se utiliza para dormir.
Por lo general, el pijama se compone de un pantalón y de una prenda superior, como una chaqueta. Lo habitual es que el pijama se confeccione con fibras livianas, para que la persona no sienta calor al acostarse y esté cómoda. Existen, de todos modos, pijamas de verano y pijamas de invierno, de acuerdo al material empleado.
Los pijamas de verano suelen contar con una bermuda o short y una remera (camiseta). Los pijamas de invierno, en cambio, siempre presentan un pantalón largo. En algunos casos, el pijama puede tratarse de una única pieza entera.
Aunque es una prenda de uso extendido, hay gente que no utiliza pijama. Muchas personas prefieren dormir en ropa interior o incluso desnudas, ya que apelan a la ropa de cama (sábanas, colchas, etc.) en caso de sentir frío en medio de la noche. También hay quienes utilizan ropa vieja para dormir.
Dentro del mundo del cine encontramos referencias al pijama. Así, por ejemplo, se encuentra la película “Pijama para dos”. Esta se estrenó en 1961, bajo la dirección de Delbert Mann. Está protagonizada por Rock Hudson y Doris Day y cuenta la historia de odio y amor que se establece entre dos publicistas que pertenecen a empresas rivales.
De la misma manera, tampoco hay que olvidarse de “El niño con el pijama de rayas”. Esta película es una adaptación de la novela homónima de John Boyne, publicada en 2007, que toma como protagonista a Bruno. Este es un niño de nueve años, hijo de un militar nazi, que vive en la zona del campo de exterminio de Auschwitz. Allí será donde verá, a través de su ventana, que tras una verja viven muchas personas que llevan puesto un pijama de rayas y precisamente comenzará una relación de amistad con una de ellas, un niño judío llamado Shmuel, que le contará porqué está encerrado allí.
Es importante destacar que es posible hablar de “la pijama” o “el pijama” según el país. En América del Sur y en España, el concepto se emplea en masculino: “Mira el pijama que me regaló el tío Luis para mi cumpleaños”, “Voy a tener que lavar el pijama: se me cayó el café sobre él”. En los demás países latinoamericanos, en cambio, se suele usar la noción en femenino: “Quiero acostarme pero no encuentro la pijama”, “Esa pijama te queda chica”.