Piógeno es un término que no forma parte del diccionario desarrollado por la Real Academia Española (RAE). El término, que se utiliza en el ámbito de la medicina, se emplea para nombrar a aquello que provoca una supuración.
Desde el punto de vista etimológico, tenemos que decir que el término emana del griego. En concreto, deriva de la suma de dos partes claramente diferenciadas: pyon, que puede traducirse como “pus”; y geno, que es equivalente a “producir”. De ahí que el significado sea “que produce pus”.
El verbo supurar, en tanto, se refiere a la formación y/o excreción de pus (una sustancia espesa formada por células muertas, suero y otros componentes, que segregan los tejidos que sufren ciertas inflamaciones). Los agentes piógenos, en definitiva, provocan que, se produzca pus en un tejido .
El adjetivo piógeno
Piógeno, por lo general, es el adjetivo que se aplica entonces a aquellos microorganismos que generan una reacción inflamatoria que incluye la producción de pus. Diversos microbios pueden ser calificados como piógenos, como es el caso del estafilococo y del estreptococo.
No podemos pasar por alto la existencia de lo que se conoce como granuloma piógeno. Este es una protuberancia de tipo rojizo que aparece en la piel y que incluso puede llegar a sangrar según los casos. Es frecuente en los niños, pero no se ha conseguido averiguar aún la causa que lo origina. En este sentido, lo único que se ha podido descubrir es que, de manera frecuente, aparece después de que la persona haya sufrido algún tipo de lesión en las extremidades superiores o bien en la cara.
Además de todo lo expuesto, también merece la pena tener en cuenta otros aspectos del citado granuloma:
- Es frecuente que a las embarazadas les aparezca en la boca.
- Los de tamaño pequeño es posible que desaparezcan por sí solos.
- En el caso de los que tienen mayor tamaño, podemos decir que para eliminarnos se hace necesario tener que recurrir al láser, a la cirugía e incluso a lo que se conoce como electrocauterización.
- En algunas ocasiones se producen contratiempos al respecto. Eso supone que presenten complicaciones como pueden ser un sangrado excesivo e incluso que, después del tratamiento pertinente, vuelve a hacer acto de presencia.
La meningitis, los absceso hepáticos y el impétigo
Los trastornos patológicos y las enfermedades que, en su desarrollo, estimulan la supuración también son calificados piógenos. En este sentido, puede hablarse de la meningitis piógena, una inflamación que se produce en las meninges a causa de la acción de una bacteria, entre otras enfermedades.
Los abscesos hepáticos piógenos, por otra parte, son formaciones de pus que aparecen en el hígado, por lo general provocadas por infecciones. Hay pacientes que pueden presentar una multiplicidad de estos abscesos, agravando el cuadro.
Otro proceso piógeno es el impétigo, una infección cutánea que es contagiosa de persona a persona y que implica la aparición de ampollas en la piel. La mayor incidencia del impétigo se da en niños menores de cinco años.