Una pipeta es un recipiente que se emplea en los laboratorios para llevar un líquido de un lugar a otro. Se trata de un tubo que, por lo general, cuenta con un ensanchamiento en el medio y que dispone de algún tipo de tapón en su parte superior para que el líquido en cuestión no se derrame.
Las pipetas tienen reglas o escalas que ayudan a saber, de manera exacta, cuánto líquido albergan en su interior. Su superficie es transparente, de modo que se pueda observar el líquido y la mencionada escala con facilidad.
Estos instrumentos ayudan a trasladar un líquido de un recipiente a otro, algo muy importante a la hora de realizar experimentos químicos. Debe introducirse la punta de la pipeta en el vaso del que se desea obtener el líquido e impulsar el mecanismo que hace que la pipeta succione el contenido. Al recolectar la cantidad deseada, es necesario obturar el mecanismo de succión y trasladar la pipeta, con el líquido en su interior, hacia su destino, para proceder a la descarga.
Pipeta de Pasteur
Se conoce como pipeta de Pasteur a un tipo de gotero que suele estar formado por un tubo de cristal con borde en forma de cono. Fue creada por Louis Pasteur, el químico francés también responsable del desarrollo de la pasteurización, y se utiliza para transferir pequeñas cantidades de líquido, en casos en los cuales no es necesario controlar de manera precisa el volumen de líquido que se transfiere.
Una diferencia notable con las pipetas antes mencionadas es que la de Pasteur no indica el volumen del líquido que contiene. Con respecto a su funcionamiento, cuenta con una abertura en uno de sus extremos para permitir el paso de las sustancias y con un globo en el otro, que se debe presionar para expulsar el aire que se encuentra dentro de la pipeta, de manera que al soltarlo y sumergir el utensilio en un líquido éste pueda ingresar a través de la abertura.
Aplicación de productos veterinarios
Las pipetas, por otra parte, constituyen un instrumento muy popular para la aplicación de ciertos productos veterinarios en perros y gatos. En este sentido, las pipetas se emplean para que un insecticida actúe sobre la piel de las mascotas, protegiéndola de la acción de parásitos externos como las garrapatas y las pulgas.
Gracias a su rápida acción y su facilidad de aplicación, las pipetas se han convertido en uno de los métodos más populares para combatir estos parásitos y para cuidar la salud de los animales domésticos.
La pipeta antipulgas se suele colocar en la zona del animal conocida como cruz, que equivale al punto más alto de los omóplatos (o escápulas), apenas donde termina su cuello. Para que su acción sea eficaz y duradera, se recomienda separar sus pelos con una mano y aplicar el producto con la otra, haciendo contacto directo con la piel.
Es importante no haber bañado al animal en los últimos dos días antes de la aplicación de la pipeta y no hacerlo durante el tiempo que se pretenda aprovecharla, ya que la absorción tiene lugar gracias a la grasa de su piel. El producto se esparce por todo el cuerpo y ofrece una eficacia generalmente superior a la de los antiparasitarios alternativos.
Por lo general, la pipeta antipulgas garantiza una protección de un mes, aunque su efectividad varía según la marca y el etilo de vida del animal; los perros que tienen la suerte de vivir en espacios rurales son más propensos a atraer pulgas y garrapatas que los que deben soportar la gris rutina de la ciudad, por lo cual una misma pipeta puede tener resultados diversos.