Piscina es un depósito artificial de agua que se utiliza con fines recreativos, deportivos o decorativos. Conocida en algunos países como pileta o alberca, la piscina -término que procede de piscīna (un vocablo latino)- permite que las personas se refresquen en el verano, practiquen natación o realicen juegos acuáticos, entre otras actividades.
Por ejemplo: «En un rato iré a la piscina del club», «Mi sueño es tener una casa con piscina», «Lamentablemente la piscina no está llena, así que no podremos refrescarnos aunque haga tanto calor».
Distintos tipos de piscinas
No hay que olvidarse tampoco de que existen piscinas naturales repartidas por todo el mundo. Así tienen una gran belleza y permiten que las personas puedan darse un baño en pleno medio ambiente. Entre las más conocidas se encuentran las españolas de Sierra de Gata, en Cáceres.
Desde la época romana, el hombre ha diseñado diversos reservorios de agua para aprovechar sus beneficios sin tener que recurrir a ríos, lagos, océanos u otros medios naturales. Las piscinas pueden tener características y tamaños muy diversos, de acuerdo al espacio disponible y a su finalidad.
En las viviendas particulares, es posible encontrar piscinas desmontables que sólo se arman en el verano. Se trata de piscinas de pequeñas dimensiones, por lo general confeccionadas con poliéster. Algunas casas, de todos modos, cuentan con piscinas estables cuya estructura se entierra.
Cuidado del agua
Los clubes deportivos, por su parte, suelen contar con piscinas de gran tamaño para que muchas personas puedan usarlas de manera simultánea. Cuando la piscina cuenta con algún tipo de techo o cobertura y la temperatura del agua puede regularse, se habla de piscina climatizada.
Lo habitual es que a las piscinas se les aplique cloro para depurar el agua y evitar la proliferación de bacterias e insectos en el agua. Es importante controlar ciertos parámetros y cantidades al añadir cloro al agua de la piscina: de lo contrario las personas pueden sufrir ardor en los ojos y otras molestias.
No obstante, no hay que pasar por alto que, en los últimos años, de cara a conseguir que el agua esté en perfectas condiciones para utilizarse y que no cause daños en la salud de las personas, ha crecido la demanda de lo que se conoce como cloración salina. Esta es una técnica de mantenimiento del agua de las piscinas que se basa no en el uso de cloro sino en el de sal, como si del mar se tratase.
Esa sal, después de pasar por un circuito de corriente y de que se produzca la llamada electrolisis, trae consigo que el agua esté en perfectas condiciones.
Si este sistema ha experimentado un notable crecimiento, en cuanto a demanda se refiere, es debido a que trae consigo un importante número de beneficios:
- No produce en las personas problemas de enrojecimiento de ojos, como sí provoca el cloro.
- Es más respetuoso con el medio ambiente.
- Evita la utilización de productos químicos.
- Es muy cómodo, ya que apenas requiere mantenimiento y funciona durante varios años.
- Resulta una alternativa mucho más económica.
- Estéticamente, el agua tiene mucho mejor aspecto.
- Parece ser que en las piscinas donde se aplica la cloración salina no hay problemas ni de avispas ni de abejas.