Se denomina piso al pavimento de una región, un camino, una habitación u otro espacio, que puede ser natural o artificial. Bioclimático, en tanto, es un adjetivo que alude a lo vinculado a los seres vivientes y al clima.
La idea de piso bioclimático, en este marco, alude al espacio que busca el aprovechamiento de las condiciones del medio ambiente para el bienestar o el beneficio de sus usuarios o habitantes. Se trata de unidades con diferentes ubicaciones altitudinales que, por esta particularidad, se enfrentan a distintas temperaturas.
Esta definición del concepto de piso bioclimático se la debemos Salvador Rivas Martínez, un científico nacido en España en 1935 que ostenta una larga lista de títulos académicos, entre los que se destacan profesor, micólogo, biólogo y botánico. Su padre, Salvador Rivas Goday, tuvo intereses similares, ya que se dedicó a la medicina y también a la botánica.
Rivas Martínez participa activamente de la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, la cual tiene carácter público y se dedica a estudiar e investigar diversas ciencias, como la química, la física, la biología y las matemáticas. Su pasión por el alpinismo ha sido esencial en su trabajo porque le ha permitido acercarse a la naturaleza desde diversos puntos de vista a menudo inaccesibles para los expertos.
Los pisos bioclimáticos, por lo tanto, surgen a partir de una estratificación altitudinal. La influencia de las temperaturas y de las precipitaciones varía según la disposición territorial e incluso se modifica durante el año por el cambio de las estaciones.
Se puede advertir con facilidad la existencia de pisos bioclimáticos en las montañas, por ejemplo. La vegetación que se encuentra en la base no es la misma que en la parte media ni que en la cumbre, y esto se debe a las diferencias térmicas y a cómo afectan las precipitaciones a cada una de las zonas.
El desarrollo de los pisos bioclimáticos, en definitiva, obedece a las variaciones ombroclimáticas (precipitaciones) y termoclimáticas (temperaturas) que surgen por la altitud. Esto produce modificaciones en los ecosistemas.
El piso alpino, el piso mesomediterráneo, el piso montano y el piso oromediterráneo son algunos de los pisos bioclimáticos que pueden encontrarse. En todos los casos, la altitud es el factor determinante para su delimitación, más allá de otras cuestiones que inciden en sus características, como la latitud.
Si bien al estudiar la vegetación de todo gradiente ecológico es posible advertir zonaciones, estas se vuelven más evidentes en las montañas. Según ciertos expertos, los cambios que se aprecian en la cubierta vegetal cuando se asciende una montaña se puede asemejar al que se ve en un viaje desde el Ecuador hacia un polo si se comparan los tramos de cien metros con los de cien kilómetros, en altitud y latitud respectivamente; sin embargo, esto es relativo.
Los cambios más considerables se dan a causa del descenso de temperatura (que puede ser de 0,65 grados centígrados por cien metros de altitud en sentido ascendente) y a las variaciones de precipitación (las cuales son menos regulares). En este punto debemos introducir un nuevo concepto: los pisos de vegetación, forma en la que se denominan las zonas antes mencionadas.
La relación entre estos y los pisos bioclimáticos se da porque es precisamente de esta manera que se llaman los rangos climáticos que determinan a los primeros. En las regiones cuyos pisos de vegetación son diferentes pero los fitoclimas se parecen mucho, es común advertir pautas que se repiten en lo referente a la zonación de la vegetación según su altitud; algo así tiene lugar en el Mediterráneo y en California. Rivas Martínez quiso establecer una comparación entre los límites de estos pisos y algunos valores del clima.
