Se denomina plasmodesmo al conducto que se halla en una pared celular y que posibilita que las moléculas pasen entre los citoplasmas de las células contiguas. Los plasmodesmos funcionan como vías de comunicación intercelulares.
Se entiende por célula a la unidad tanto morfológica como funcional que representa la parte más pequeña de cualquier ser vivo. Dicho de otras palabras, no existe otro elemento de menor tamaño que se pueda considerar vivo. La cantidad de células presentes en un ser vivo se usa para clasificarlo: a grandes rasgos podemos decir que los unicelulares tienen una sola y los pluricelulares, dos o más.
Otro de los conceptos mencionados en el primer párrafo es el de molécula, un conjunto de dos o más átomos que tienen una carga eléctrica neutra y con suficiente estabilidad. Éstos deben encontrarse en una configuración bien definida y estar unidos por enlaces covalentes o iónicos, ambos pertenecientes a los de tipo químicos fuertes. En ámbitos como la bioquímica y la química orgánica, este término se puede usar como sinónimo de compuesto orgánico.
Aunque algunos son ramificados, la mayoría de los plasmodesmos son rectos. Se componen de una membrana plasmática, el desmotúbulo (formado por cisternas del retículo endoplasmático) y fluido citosólico.
El retículo endoplasmático o endoplásmico es un orgánulo que se distribuye por el citosol de una célula eucariota (el líquido que se encuentra en su interior). Su principal función es sintetizar las proteínas.
Cuando los plasmodesmos se desarrollan en el marco de la división celular, se denominan plasmodesmos primarios. En cambio, si aparecen cuando la pared celular ya está formada, se habla de plasmodesmos secundarios.
El concepto de división celular es de importancia vital en el ciclo de las células, ya que es de este modo que se reproducen y, a gran escala, que crecemos los seres vivos. En el caso de los organismos unicelulares, la división se da por medio de la reproducción asexual, mientras que en los pluricelulares se desarrollan tejidos.
En las células vegetales, los plasmodesmos constituyen el vehículo más habitual para el intercambio de sustancias. Esto se debe a que permiten el transporte de moléculas entre las células. Así, proteínas, hormonas y azúcares, por ejemplo, pueden dirigirse hacia el floema a través de los plasmodesmos.
Las proteínas son macromoléculas que se forman por aminoácidos dispuestos en cadenas lineales. Se sintetizan por medio de la acción de los ribosomas y de una molécula de ARNm (ácido ribonucleico mensajero). Las hormonas son sustancias que segregan ciertas células que se ubican en las gándulas llamadas endocrinas, las cuales no tienen conductos, o en las epiteliales, que influyen en el modo de funcionar de otras células.
También se mencionan los azúcares, los glúcidos que suelen resultar dulces al paladar. En este grupo encontramos los monosacáridos, los disacáridos y los polisacáridos.
Por los plasmodesmos también pueden circular virus. Por eso, frente a una infección, las plantas pueden bloquear los plasmodesmos, enviando calosa para el relleno de los espacios de los conductos.
Recordemos que un virus es un agente infeccioso que no está formado por células y solamente puede ser observado haciendo uso de un microscopio.
Puede decirse que los plasmodesmos funcionan a modo de compuertas. Se trata de canales que regulan y promueven la comunicación entre células vegetales, facilitando el traslado de sustancias.
Otra manera de entender a los plasmodesmos es como puentes que conectan a las células entre sí. Cada plasmodesmo tiene entre 50 y 60 nanómetros de diámetro y está en condiciones de atravesar paredes celulares con un grosor de hasta unos 90 nanómetros. Gracias a los plasmodesmos, las moléculas de mayor tamaño pueden superar la pared celular, que es dura y rígida.