Plausible es aquello que merece recibir un aplauso, de acuerdo a la primera acepción del concepto que reconoce la Real Academia Española (RAE). La etimología del término nos lleva al latín plausibilis, un adjetivo que procede del verbo plaudere (que puede traducirse como «aplaudir»).
El uso más habitual de la noción en la actualidad, sin embargo, se asocia a lo que resulta aceptable, válido o creíble. Por ejemplo: «El acusado ofreció una explicación plausible y los investigadores decidieron liberarlo», «No es plausible que alguien que dice ganar mil pesos por mes tenga una Ferrari y viva en una mansión», «Decidí aceptar su propuesta porque me dio varios motivos plausibles sobre la conveniencia de desarrollar el proyecto».
Puede decirse, en definitiva, que algo plausible es lo que suena lógico y, por lo tanto, puede ser creído o aceptado. Lo contrario a lo plausible sería lo increíble o lo inverosímil.
Ejemplo de plausible
Supongamos que un trabajador llega tarde a su puesto de empleo y su jefe le pide una explicación al respecto. El empleado puede asegurar que viajaba en tren rumbo al trabajo cuando se produjo un accidente, por lo que se vio demorado. Dicha justificación de la demora resulta plausible. En cambio, si el trabajador señala que, cuando estaba a punto de ingresar a la empresa, fue secuestrado por extraterrestres que, media hora más tarde, lo devolvieron a la Tierra, la argumentación no es plausible.
Es importante destacar que la calificación de un hecho o de una teoría como plausible no indica su veracidad, sino que lo analizado es probable pero aún se mantiene en el terreno de lo posible.
Una confusión habitual
Como suele suceder con muchos pares de términos de apariencia similar, mucha gente confunde plausible y posible y los usa indistintamente. Habiendo leído los párrafos anteriores, donde se incluyen, entre otras explicaciones, las acepciones del diccionario de la RAE, sobra aclarar que no se trata de sinónimos; sin embargo, dado que son palabras que pueden aparecer en los mismos contextos, resulta difícil eliminar el error.
Dicha confusión también se ve alimentada por otra idea errónea: que plausible es una versión «culta» o «más elevada» del término posible, algo que lleva a ciertas personas a inclinarse por su uso para aparentar un nivel intelectual mayor. Lejos de advertir la humillación a la que se están sometiendo al decir que «algo es plausible» cuando en realidad quieren significar «posible», abusan de este y otros errores semánticos con orgullo, a los cuatro vientos.
Sin embargo, como toda confusión lingüística, existen razones detrás de ella que, una vez analizadas, deberían enriquecer nuestro conocimiento del idioma y evitar futuros errores. En más de un caso, el uso de dichos términos puede darse en una misma oración para emitir una opinión o calificación, tal como ocurre cuando se estudia una hipótesis.
Una hipótesis puede resultar plausible si propone una suposición convincente, admisible, que a simple vista resulta aceptable, incluso antes de realizar las pruebas necesarias para confirmar su exactitud o veracidad; por otro lado, no sería correcto decir que la hipótesis es posible, ya que, en todo caso, este adjetivo debería utilizarse para calificar su verificación a través de un experimento, por ejemplo.
En resumen, una serie de afirmaciones son plausibles si expresan hechos o conceptos aceptables, admisibles; la veracidad de estos últimos, por su parte, es la que puede calificarse como posible o imposible. Veamos un último ejemplo para graficar claramente las diferencias: ante el exceso de automóviles en una ciudad, la idea de fabricar vehículos voladores para liberar las calles es plausible, ya que es recomendable; sin embargo, llevarla a cabo inmediatamente no es posible, dado que los costes serían demasiado altos y aún no se cuenta con la tecnología necesaria.