Un pleito es un enfrentamiento o un altercado. Su origen etimológico se halla en el vocablo placitum, un término latino que puede traducirse como “sentencia”.
Por ejemplo: “El funcionario decidió resolver el pleito a los golpes”, “No voy a parar hasta llevar el pleito a los tribunales”, “Creo que el pleito se resolvería fácilmente con una charla”.
Pleito en el ámbito judicial
El uso más habitual de la noción está asociado con el ámbito judicial. Los pleitos suelen ser disputas que llegan a un tribunal para que un juez resuelva el conflicto entre las partes involucradas. Una vez que el juez se pronuncia y fundamenta su fallo de acuerdo al derecho, ambas partes deben acatar la decisión: “Ya he declarado: espero que el pleito se resuelva cuanto antes”, “Si no modificas tu actitud, el pleito llegará a la Justicia y tendrás que someterte a un extenso proceso”, “Mi abogado es el encargado de llevar adelante el pleito contra el dueño de la empresa”.
En el entorno judicial, es posible distinguir entre pleitos civiles o pleitos criminales de acuerdo a la naturaleza del conflicto.
Una pelea
El pleito, por otra parte, puede ser una pelea que se desarrolla por cuestiones privadas o públicas. En este sentido, el enfrentamiento puede incluir intercambio de golpes o el uso de armas.
“Cuando el joven gritó el gol del equipo visitante, se desató un pleito que terminó con cuatro detenidos”, “Los pleitos de mi vecino con su esposa se escuchan en todo el edificio” y “Es un hombre que se caracteriza por terminar sus pleitos a balazos” son ejemplos de este uso.
El pleito de los Nueve Valles
Se conoce con el nombre de pleito de los Nueve Valles a un proceso en el cual se enfrentaron los duques del Infantado con los nueve valles de la comarca denominada Asturias de Santillana desde 1544 hasta 1581, cuando el fallo favoreció a estos últimos.
Este pleito fue muy importante para la configuración del territorio de Cantabria, dado que permitió que los valles se independizaran y que se constituyeran, en 1589, en la provincia de los Nueve Valles, que dio lugar, dos siglos más tarde, a la de Cantabria.
Las Cortes de Zamora
En 1274, se establecieron dos tipos de pleitos en las Cortes de Zamora, en la época en la cual reinaba Alfonso X el Sabio: los foreros y los del rey. Esto ocurrió como respuesta a una lucha de intereses entre los magnates de Castilla y el rey, dado que este último buscaba la unificación del derecho. Veamos a continuación las características de cada uno:
- Pleitos foreros: tenían lugar cuando se buscaba dar solución a los conflictos de menor complejidad y por esta razón fueron los más comunes. Para estos enfrentamientos que, según el punto de vista, podían considerarse menos importantes que el resto, estaba permitido usar el derecho municipal o local, lo cual dejaba contentos a quienes defendían sus tradiciones e instituciones regionales, ya que, según el origen de cada pleito forero, se aplicaba el Fuero municipal que correspondiese.
- Pleitos del rey: se trataba de una cantidad muy reducida de supuestos muy importantes, tales como incendios, violaciones y alta traición. El Fuero aplicado en los pleitos del rey era el Real. Su aplicación los convirtió en un recurso para que el rey afirmara su supremacía y con el tiempo se incluyeron casos no precisamente criminales para que más litigios fueran resueltos por esta vía.
A partir del siglo XV, los pleitos del rey pasaron a llamarse casos de corte y con el tiempo comenzaron a cobrar mucha importancia, especialmente una vez que se amplió el concepto de aleve (alevosía de una persona contra otra). Finalmente, en el año 1835, los casos de corte fueron suprimidos para darle el poder de manera exclusiva a la figura del juez letrado de primera instancia.