Plexo es un término empleado en el campo de la anatomía para nombrar a la red que se desarrolla a partir del entrelazamiento de los filamentos de vasos sanguíneos y nervios. El vocablo latino plexus se convirtió, en nuestra lengua, en esta palabra.
Los componentes de un plexo logran desarrollar diversas anastomosis, que son las uniones de los elementos de la anatomía. De este modo, es posible hablar de múltiples plexos en el organismo del ser humano.
Tipos de plexo
El plexo solar es la red que se encuentra alrededor de la arteria aorta ventral, procedente en su mayor parte del nervio vago y del gran simpático. Gracias al plexo solar, los órganos de la zona abdominal son inervados.
Los nervios raquídeos, por su parte, están vinculados al plexo lumbar, el plexo braquial y el plexo cervical. El sistema digestivo, en cambio, cuenta con el plexo de Auerbach y el plexo submucal.
El plexo sacro es aquel que se desarrolla a partir de las terminaciones nerviosas de la región sacra. En combinación con el plexo lumbar, forman lo que se conoce como plexo lumbosacro y se encargan de la inervación de los miembros inferiores.
Los plexos pueden resultar afectados por diversos trastornos y enfermedades. Una de las más comunes es la plexopatía braquial.
Un daño braquial
La plexopatía braquial se produce cuando hay un daño en el plexo braquial (una zona a cada lado del cuello en las cuales se dividen las raíces de los nervios provenientes de la médula espinal en los de los brazos) por un problema neurológico y, por lo tanto, se registran problemas y dolores al mover el hombro y el brazo. Se trata de una forma de neuropatía periférica (cuando los nervios que transmiten información entre el cerebro, la médula espinal y el resto del cuerpo no funcionan adecuadamente).
Por lo general, el daño tiene relación con una lesión que ocurrió directamente en el nervio, o bien con lesiones a causa de estiramiento, presión de algún tumor que se encuentre en la zona (principalmente en el pulmón) o efectos secundarios de la radioterapia. Pero este problema en el plexo braquial también puede estar ligado a: deformidades congénitas que presionan el cuello; exposición a drogas, químicos o toxinas; el uso de anestesia general en una cirugía; inflamaciones tales como las que tienen lugar a causa de un virus.
Algunos de los síntomas de la disfunción del plexo braquial son los siguientes:
- Entumecimiento de la mano, el brazo y el hombro.
- Dolor en el hombro.
- Sensaciones fuera de lo común en la zona lesionada, tales como hormigueo, dolor o ardor.
- Falta de fuerza para realizar movimientos normales.
Diagnóstico y tratamiento de la plexopatía braquial
Durante el examen del área afectada, el médico puede advertir algunos de los siguientes signos: deformidad; disminución en los reflejos; atrofia muscular; dificultad para flexionar la mano. Para encontrar la causa de la plexopatía braquial, aunque no siempre es posible determinarla, resulta de gran ayuda contar con el historial detallado del paciente. Dos factores importantes a la hora de emitir un diagnóstico son el sexo y la edad, ya que algunos trastornos del plexo braquial se dan con más frecuencia en algunos grupos que en otros.
Entre los exámenes que se realizan para diagnosticar este problema se encuentran: la extracción de sangre; la resonancia magnética de hombro, cuello y cabeza; la radiografía de tórax; la ecografía; las pruebas de conducción nerviosa; la electromiografía.
El tratamiento de la plexopatía braquial estará vinculado a la causa del daño en el plexo. Según el caso, puede incluir de fisioterapia hasta cirugía, pasando por la ingesta de ciertos fármacos. Su principal objetivo es corregir el problema de fondo y devolver al paciente el mayor porcentaje posible de movilidad.