El concepto de porquería se emplea en el lenguaje coloquial de diversas maneras. El término puede hacer referencia a la basura o los desechos.
Por ejemplo: “La playa está llena de porquerías, las autoridades deberían hacer algo para combatir la contaminación”, “No me gusta que mi hijo juegue en la plaza rodeado de las porquerías que arroja la gente”, “No puedo creer que haya tanta porquería flotando en el lago”.
La noción de porquería también se utiliza para aludir a los objetos de escaso valor y a aquellos que están rotos o son muy antiguos y, por lo tanto, no funcionan correctamente: “No pienso gastar mucho para su cumpleaños, voy a comprarle alguna porquería”, “Está máquina es una porquería, necesito reemplazarla por otra más moderna”, “Antes de salir de viaje voy a tener que llevar esta porquería al taller mecánico”.
Una comida poco saludable y algo que no resulta agradable o satisfactorio, en tanto, puede mencionarse como porquería: “Como no me gusta cocinar, me la paso comiendo porquerías que compro en la calle”, “El nuevo disco de la banda alemana me pareció una porquería”, “Intento que mi hijo adolescente almuerce en casa así no consume tantas porquerías”.
Además se nombra como porquería a una acción deshonesta, grosera o inmoral: “Me enojé con mi primo porque me hizo una porquería”, “No quiero porquerías en la empresa”, “Vete con tus porquerías a otra parte, aquí somos gente honrada”.
La connotación negativa de porquería puede verse con claridad en el tango “Cambalache”, escrito por Enrique Santos Discépolo. Su letra comienza así: “Que el mundo fue y será una porquería, ya lo sé, / en el 506 y en el 2000 también”. Para justificar esta alusión a la “porquería”, luego comenta la falta de moral que hay en la sociedad.
En definitiva, podemos decir que el término porquería hace referencia a una serie de imágenes que pueden ser todas muy diferentes, pero tienen en común que generan sensaciones muy negativas en el emisor. En una comunicación efectiva, además, el interlocutor también debería percibir este desagrado y sentirlo en primera persona, gracias a la acción de la empatía.
Decir que «el mundo fue y será una porquería» es expresar una afirmación muy pesimista ya que, de alguna manera, significa que no hay esperanza para nuestra especie. Esta idea es materia de debate, como cualquier otra observación subjetiva u opinión, pero se apoya en determinados aspectos de nuestra historia que son innegables: los seres humanos pueden ser asesinos, violadores, ladrones, explotadores, egoístas y traidores, entre otras cualidades extremadamente negativas que corroen las sociedades hasta hundirlas en la miseria.
Claro que existen diferentes grados de rechazo por las cosas que adjetivamos de esta manera. Por ejemplo, si decimos que nuestro coche es una porquería pero esto no nos genera desánimo sino que lo aceptamos como parte de nuestra realidad, entonces la fuerza de este concepto es menor que en el caso del tango: podríamos referirnos a él como «chatarra» u otros sustantivos que si bien son despectivos pueden usarse con cierto «cariño».
Cuando descalificamos el contenido de un sitio web, por otra parte, porque aseguramos que «está lleno de porquería», el desagrado o la falta de aprobación se encuentran a mitad de camino entre el ejemplo del coche y el del tango: quizás se compone de artículos mal redactados, basados en fuentes poco fiables o inventadas, cuya información no es relevante para nosotros y, como si esto fuera poco, el diseño está mal concebido y se encuentra colmado de anuncios publicitarios; pero no le hace daño a nadie. De esta manera, puede ser una porquería para nosotros, pero una fuente de entretenimiento para otros; una persona dañina, en cambio, no es buena para nadie.
