Se denomina posfordismo al sistema productivo que, desde fines del siglo XX, es característico de la mayor parte de los países industrializados. La especialización flexible, el uso de las llamadas nuevas tecnologías de la información y la producción a pequeña escala están entre sus principales rasgos.
El posfordismo es fruto del devenir histórico de los sistemas de producción. A finales del siglo XIX surgió el taylorismo, basado en la organización científica o racional del trabajo a partir de la división de tareas. Poco antes de la Primera Guerra Mundial, irrumpió el fordismo y su producción en serie o en cadena mediante la línea de ensamble.
El posfordismo, en este marco, es el método que reemplazó al fordismo. Mientras en el fordismo el trabajador repetía la misma tarea en el lugar que ocupaba en la línea de producción, el posfordismo abandonó esa visión, dejando de lado la producción masiva y estructurada.
En el posfordismo, la lógica organizativa contempla redes de pequeñas empresas que permiten ordenar la cadena productiva. Así resulta posible adaptarse con rapidez a los cambios del mercado, a diferencia de lo que ocurre en una compañía de gran tamaño y estructura vertical.
La tercerización dispuesta por las grandes corporaciones y la tecnología hacen que las pequeñas y medianas empresas (pymes) puedan incorporarse a la economía global. Así, el posfordismo favorece la participación de múltiples actores en el mercado.
Es importante destacar que, con el posfordismo, las compañías no se centran en fabricar un único producto en masa. Por el contrario, apuntan a desarrollar diferentes productos orientados a distintos tipos de consumidores y buscan estar en condiciones de adaptarse rápidamente a los cambios. La flexibilidad es el pilar de este sistema de producción que contribuyó al auge del sector de servicios.
De la misma manera, no podemos pasar por alto tampoco que el posfordismo se identifica porque propicia la creación de nuevas industrias, como sería el caso de la petroquímica, la informática o la química, entre otras. Eso sin olvidar que favorece lo que es la existencia de beneficios sociales a través de privadas.
Asimismo, tampoco debe olvidarse el hecho de que este sistema de producción favorece lo que es la aparición del marketing e incluso trae consigo un aumento considerable de lo que es el consumo en sí.
Aunque hay quienes apuestan por defender de forma vehemente el posfordismo, no podemos pasar por alto que también están los que lo critican con contundencia. En concreto, le atacan por razones como las siguientes:
-Hay quienes consideran que viene a ser simplemente fruto de la llamada autorregulación capitalista.
-De la misma manera, se viene a establecer que en este sistema las relaciones entre los empresarios y los trabajadores son más precarias.
-Asimismo, indican que en el posfordismo se apuesta mucho por los contratos temporales y que los empleados disfrutan de menos beneficios sociales. Y es que el hecho de que se use mucho la tecnología propicia que sea necesario disponer de menos número de trabajadores. Una característica esta que, a su vez, trae consigo que exista una mayor tasa de desempleo.
Además de todo lo indicado no podemos pasar por alto que existen distintas teorías que vienen a analizar a fondo el posfordismo. Nos estamos refiriendo a las llamadas neo-schumpeterianismo, la producción flexible y el regulacionismo.