El adjetivo preclásico se emplea para calificar a aquello que precede a lo clásico. El término suele usarse en el terreno de la literatura y del arte.
Es importante mencionar que, en un periodo clásico, se registra el apogeo de una civilización o de una cultura. Antes de llegar a ese momento, se desarrolla la instancia preclásica.
La idea de preclásico suele aparecer con referencia a la historia mesoamericana. Se llama Mesoamérica a una región cultural que abarca a Belice, El Salvador y Guatemala y a zonas de México, Costa Rica, Nicaragua y Honduras.
Antes de la llegada de los europeos al continente americano, en Mesoamérica se desarrollaron civilizaciones muy importantes. El periodo preclásico mesoamericano, de acuerdo a diversos especialistas, empezó en torno al 2500 antes de Cristo y se extendió hasta el año 200 d. C.
El preclásico temprano se inicia con la alfarería. Esta característica se vincula con el establecimiento de una sociedad sedentaria a partir de la explotación de la cerámica.
Se estima que, en el preclásico temprano, estas sociedades tenían una estructura simple en base a las jerarquías por edad, la división del trabajo según el sexo y la organización de acuerdo al parentesco.
El preclásico medio abarcó del 1200 al 400 antes de Cristo. Esta etapa se caracterizó por los avances de la tecnología, sobre todo aquella aplicada a las labores agrícolas. La estratificación social y la centralización del Estado también se dieron en estos años.
Finalmente, el preclásico tardío mesoamericano, también denominado protoclásico, se extendió entre el 400 antes de Cristo y el 200 después de Cristo, con un avance de la diversificación de la cultura y el comienzo de la planificación urbana que derivó en el nacimiento de grandes ciudades como Teotihuacán.