La idea de preformismo se emplea en el terreno de la biología para aludir a la teoría que desarrollaron los defensores de la preformación. El concepto de preformación, en tanto, surgió en el siglo V a.C. afirmando que las estructuras de un organismo adulto ya se encuentran presentes en el embrión de los seres vivos, aunque en miniatura.
Puede decirse que el preformismo es una teoría ya descartada. Según los preformacionistas, el desarrollo de la vida se concreta a partir del crecimiento de un homúnculo que se halla en el cigoto.
El preformismo es la doctrina opuesta al epigenetismo, que atribuye la formación del individuo a un proceso de diferenciación que se inicia partiendo de un contenido bastante homogéneo. Para el preformismo, no hay diferenciación, sino que el organismo está formado desde el embrión.
Dentro del preformismo, se distinguía entre quienes sostenían el ovismo (creían que el ser ya formado se ubicaba en el óvulo sin fecundar) y los partidarios del animalculismo (que lo situaban en el semen).
La invención del microscopio contribuyó al auge del preformismo. Muchos científicos, al detectar a los espermatozoides, creyeron que se trataba de los homúnculos o animáculos que iban creciendo hasta la formación del organismo completo. El holandés Jan Swammerdam, el francés Nicolas Malebranche, el italiano Marcello Malpighi y el alemán Gottfried Leibniz estuvieron entre los investigadores que promovían el preformismo.
Al estudiar la historia del preformismo podemos advertir diferentes etapas, y entre todas abarcan varios siglos, incluso más de un milenio. Sus orígenes nos remontan a la Grecia del siglo V a.C., de mano de los filósofos Leucipo de Mileto y Demócrito, quienes defendieron estas ideas con mucha fuerza.
Sin embargo, debieron pasar varios cientos de años hasta que este concepto cobrase más fuerza y se impusiese en la comunidad científica de la época. Desde la segunda mitad del siglo XVII, por varias razones el preformismo comenzó a vivir lo que sería su auge. Su éxito se debió en gran parte a que Descartes no hubiera podido aportar pruebas convincentes para respaldar su teoría del epigenetismo mecanicista.
Otra de las razones por las cuales el preformismo se volvió tan importante en aquella época fue la ya mencionada invención del microscopio; no debemos olvidar que hasta entonces no se conocía la existencia de los espermatozoides, y su descubrimiento fue revelador para la comunidad científica, aunque en un primer momento no los hayan interpretado de la manera más correcta.
El desarrollo y el uso del cálculo integral (también llamado integración o integrales) fue otro de los pilares del éxito del preformismo. Este concepto se define como una forma de generalizar la suma de infinitos factores, de un tamaño infinitamente pequeño; en otras palabras, se trata de una suma continua que se opone a la operación conocida como derivada. En este contexto, abrió las puertas a la suposición de que la materia podía dividirse hasta el infinito, o sea que existían estructuras orgánicas de un tamaño infinitamente pequeño.
Y así llegamos a la época del preformismo conocida como neopreformismo, donde se defendió la teoría del desarrollo en mosaico, según la cual la naturaleza de las partes del cuerpo se determina previamente al comienzo de su desarrollo y de manera independiente a la del resto.
También podemos hablar del preformismo genético, que se basa en la siguiente afirmación: el fenotipo (según la biología y la genética, es la forma en la que se expresa la información genética según el ambiente en el que se sitúa el organismo) se codifica absolutamente en el genotipo (la información genética presente en los organismos).
En la mitad del siglo XVIII, el preformismo comenzó a perder fuerza. Por el contrario, en esa época tomaron mayor notoriedad los postulados del epigenetismo.
