La presión osmótica es el nivel de fuerza que debe aplicarse sobre una solución cuando se necesita frenar el flujo de disolvente por medio de una membrana de características semipermeables. Esta particularidad resulta muy importante para entender las relaciones que se establecen entre los líquidos que forman parte de los seres vivos.
Se conoce como presión a la consecuencia de aplicar compresión o apretar algo. Estos verbos describen actividades como estrechar, ajustar, apiñar u oprimir. Esto significa que una presión es una fuerza que se destina a una cosa. El término también se emplea para nombrar una magnitud de raíz física que da cuenta de la fuerza que ejerce un objeto o elemento respecto a la unidad de superficie.
Osmótico, por su parte, es un vocablo que refiere a aquello que pertenece o está relacionado a la ósmosis (nombre que recibe el fenómeno físico-químico que implica el paso de disolventes, aunque no de soluto, entre dos disoluciones que poseen distinta concentración y que están separadas por una membrana semipermeable).
Cómo funciona la presión osmótica
La membrana semipermeable permite que pasen las moléculas de disolvente pero impide el avance de las moléculas del soluto. Esto hace que las moléculas del disolvente se difundan y puedan pasar desde una solución con menor concentración a otra con mayor concentración.
Cuando entre las distintas porciones de una misma disolución no hay un intercambio neto de soluto, se dice que existe una presión osmótica de equilibrio. En los casos en los que hay una membrana que proteja a la disolución, la presión osmótica de equilibrio se logra cuando la presión atmosférica iguala la presión que el disolvente ejerce sobre la membrana.
Desarrollo del concepto
Este concepto no se conocía antes de la segunda mitad del siglo XVIII, cuando un físico de origen francés comenzó a investigarlo. Un experimento revelador consistió en utilizar una membrana proveniente de un órgano animal y colocar agua de un lado y alcohol del opuesto; para sorpresa del científico, el agua atravesaba sin problemas el tejido, a diferencia del otro compuesto, que permanecía de su lado.
Pero fue recién casi un siglo más tarde que se descubrió la ósmosis como propiedad de membranas semipermeables, al notar que al intentar atravesarla con dos disoluciones diferentes, siempre aquélla que presentaba una concentración más pequeña de soluto era la que lograba pasar del otro lado. Se observó también que ésta tenía la capacidad de hacer presión, la ahora llamada osmótica, sobre el tejido.
Medición de la presión osmótica
Para medir la presión osmótica se utiliza una herramienta que también data de mediados del año 1800 y que se denomina osmómetro. Cabe mencionar que este fenómeno juega un papel primordial en los organismos vivos y se puede observar directamente a nivel celular, en procesos de absorción y retención de las distintas sustancias. Luego de su estudio en gran diversidad de disoluciones de solutos de tipo no volátil, se establecieron los siguientes puntos:
- Siempre que la presión no sufra ninguna alteración, la presión osmótica se mantiene en una proporción directa a aquélla de la concentración de soluto.
- Para cualquier disolución en particular, su presión osmótica tendrá una proporción directa a la temperatura.
- Si se toman dos concentraciones que tengan igual cantidad de moles y se las somete a una temperatura en particular, presentarán una presión osmótica equivalente. Cabe aclarar que la molaridad es el valor que identifica el porcentaje de masa del soluto que se encuentra en cada parte de disolución.
La unidad que se utiliza para representar la presión osmótica, es la misma que para cualquier otra: el Pascal, abreviado como Pa. Sin embargo, también se puede usar la unidad Atmósfera, cuya abreviatura es atm.